tag:blogger.com,1999:blog-342281702024-03-12T21:44:41.164-03:00Economista Serial CronicoLuciano Cohan (Elemaco)http://www.blogger.com/profile/00785409319809941367noreply@blogger.comBlogger792125tag:blogger.com,1999:blog-34228170.post-14189018257074144602020-11-15T10:04:00.002-03:002020-11-15T10:04:29.603-03:00Dólar, tasas y emisión monetaria: un equilibrio inestable y atado con alambre<p><a href="https://www.clarin.com/economia/dolar--tasas-emision-monetaria-equilibrio-inestable-atado-alambre_0_iansOV-b8.html?utm_term=Autofeed&utm_medium=Social&utm_source=Twitter#Echobox=1605439745" target="_blank"> Columna que se publicó hoy en el diario Clarin</a></p><p><br /></p><p>Por acción u omisión de la gestión económica y sanitaria, Argentina quedo atrapada en 2020 en el peor escenario que podía pensarse cuando el Coronavirus comenzó su recorrido de infección global. Entre los países de más de un millón de personas, solo tres cuentan más muertos por habitante que nosotros: Bélgica, Perú y España. Mientras tanto, según las proyecciones del FMI, solo ocho tendrán mayor caída del PBI: Libia, Líbano, Venezuela, Mauricio, Perú, España, Iraq y Kirguistán. No hubo salud, ni hubo economía.</p><p>El combo de cuarentena, caída de recaudación y gasto de emergencia hizo estragos sobre una situación fiscal endémicamente problemática. El Estado, como la mayoría de los habitantes del país, no llega a fin de mes. De cada cuatro semanas de gasto, tres se pagan con impuestos y la restante con emisión o deuda. Hay que remontarse a los setenta para encontrar un desbalance tan grande.</p><p>Mirando hacia adelante, esto implica resolver dos problemas fiscales en simultaneo. Por un lado, cerrar la brecha entre gastos e ingresos para evitar en 2021 otro déficit histórico. Pero esto es una parte. Además, se tendrá que lidiar con el daño que provocó haber tenido en 2020 el mayor déficit en cincuenta años.</p><p>La primera parte - la herencia que Alberto 2020 le deja a Alberto 2021 - ya es compleja. No se pueden cerrar 10 puntos de déficit subiendo impuestos, e indefectiblemente se ajustará el gasto, enorme desafío en año electoral. El presidente – cuya imagen neta en las encuestas cayó de 70% en abril a 0% en octubre - tendrá que contener la tentación de gastar lo que no tiene, afectando su chance electoral. El gobierno – o al menos parte de la coalición - promete que así lo hará cuando el FMI está mirando. Habrá que ver para creer.</p><p>La segunda parte - la herencia que Alberto de Abril deja a Alberto de Noviembre – agrega capas de complejidad. Hubo en los últimos doce meses un déficit fiscal de 2 trillones de pesos que se financió en su totalidad con el Banco Central. ¿De dónde sacó el Central esos pesos? La mitad los emitió – la base monetaria creció 75% interanual en Agosto – y la otra la consiguió colocando deuda a bancos: las “Leliqs”. Es decir, que mientras se renegociaba la deuda en dólares comenzaba a gestarse en bambalinas un nuevo problema: la deuda de corto plazo en pesos del Banco Central.</p><p>La autoridad monetaria está atrapada en una “desagradable aritmética monetaria”. Debe subir las tasas de interés para volver atractivo al Peso y contener la dolarización, pero para hacerlo tendría que pagar más intereses por los 2.4 trillones de pesos (10% del PBI) de deuda. Con las tasas de hoy paga 1 trillón de pesos por año, equivalente al 42% de la base monetaria o 3 puntos del PBI y cada 1% de tasa adicional cuesta 24 mil millones de pesos, o 1% de la base monetaria. El viejo y conocido déficit cuasifiscal.</p><p>La dificultad no termina ahí. En su afán de defender la paridad cambiaria se apeló, entre otras cosas, a vender futuros y deuda atada al tipo de cambio oficial, seguros de cambio que los privados demandaron con gusto. Esto frenó la corrida cambiaria, pero expuso negativamente al fisco al tipo de cambio. Cada 3% adicional de devaluación genera un costo cuasi fiscal de 1% de base monetaria por las pérdidas de deber dólares. Sin fuentes de financiamiento, toda será emisión. Para evitar la devaluación hoy, se aumentó el costo de devaluar mañana. Pan para hoy.</p><p>La situación monetaria por la combinación de ambos efectos es delicadísima e implica dinámicas que, en ausencia de cambios, son explosivas. El tiempo juega en contra y la respuesta homeopática del ejecutivo pareciera subestimar los riesgos de la inacción. Se cometería un grave error si se relaja por el éxito en la batalla ganada al dólar en el último mes. Un equilibrio inestable, atado con alambre.</p><div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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Es muy difícil, viendo su capacidad de compra, afirmar que el dólar está barato.<b> El superávit de comercio exterior fue de 18 mil millones de dólares en los últimos 12 meses, el más alto de nuestra historia</b>. Las típicas señales de atraso cambiario no están prendidas como para argumentar, viendo esos números, que el dólar está barato.</p><p style="text-align: justify;"><b>Sin embargo, el Banco Central vende entre 50 y 100 millones de dólares por día</b> desde hace semanas para contener la paridad oficial, aún teniendo una versión perfeccionada y ampliada del cepo que tuvimos hasta 2015. Vende a pesar de tener las menores importaciones en 15 años, a pesar de que el déficit de servicios externos está en mínimos históricos y de que la soja está en su pico anual de liquidación de dólares. <b>El dólar no parece barato, pero la gente lo compra igual.</b></p><p style="text-align: justify;">Para entender por qué hay que cambiar el ángulo desde el cual mirar al tipo de cambio. El precio del dólar es dos cosas al mismo tiempo: Por un lado, el que determina cuánto vale un bien o servicio argentino en relación a uno en el exterior. Ese precio es el que pareciera estar caro e influye en el comercio. U<b>n turista extranjero en el país puede comprar con dólares - billete - el triple que hace dos años, y para un argentino irse al exterior se volvió de pronto carísimo.</b></p><p style="text-align: justify;">Pero el dólar es algo más: es el precio de un activo financiero. En dólares se compran bienes y servicios, pero también se ahorra. Para tomar esa decisión no se compara un choclo en Mar del Plata versus un cachorro quente o un abacaxi en Florianópolis, sino dólares versus pesos, cuánto creo que valen hoy y, mucho más importante, cuánto creo que van a valer mañana. <b>El Banco Central vende reservas no porque la gente quiere dólares, sino porque no quiere pesos y no quiere pesos porque hay muchos.</b></p><p style="text-align: justify;">El lector ya imaginara por qué hay muchos pesos.<b> La cuarentena separó como nunca la distancia entre el Estado que queremos tener y el Estado que podemos pagar. Esa diferencia es una de las más grande en los últimos de 60 años, solo comparable en magnitud a la que precedió al Rodrigazo en el ‘75 o a algunos momentos en los ‘80.</b></p><p style="text-align: justify;"><b>Ese vacío de financiamiento se llena con emisión monetaria. </b>En los últimos 12 meses se duplicó la cantidad de dinero, mientras el Central le giraba al tesoro 8% del Producto Bruto interno, un monto equivalente a todo el stock de créditos del sistema bancario con el sector privado.</p><p style="text-align: justify;">Las transferencias del Banco Central al Tesoro son la principal fuente de expansión del dinero, aunque no la única. El Central crea dinero a diario para pagar los intereses de la deuda que tiene con los bancos, deuda que crece a un ritmo preocupante. Del lado positivo, existen otras fuentes de creación de dinero que hoy no están activas. Se crea dinero cuando el Banco Central compra reservas con pesos. En Argentina, por ejemplo, se creaba dinero por este mecanismo como correlato de la acumulación de reservas entre 2003 y 2010 y en 2016/2017. El sistema bancario también crea dinero cuando toma un depósito y da un crédito. Donde antes había un peso depositado, luego del crédito habrá dos. Nada de eso está sucediendo hoy. <b>La enorme expansión de los agregados monetarios, que se duplicaron en un año, tienen como principal explicación la dominancia fiscal.</b></p><p style="text-align: justify;">Esos pesos nuevos compran bienes, compran servicios o se quedan en un depósito bancario o en el colchón, pero también compran dólares de cualquiera de sus colores. O bien bienes importados que se compran con dólares, en cualquiera de sus colores.<b> El Gobierno busca resolver este desbalance entre los dólares que hay y los pesos para comprarlos endureciendo el cepo. Al tratar de ser una solución, sin embargo, el cepo en realidad empeora el problema.</b></p><p style="text-align: justify;"><b>Endurecer el cepo para frenar el tipo de cambio es como endurecer la cuarentena para frenar al COVID.</b> Sirve durante un tiempo para contener la circulación - de dólares en un caso, del virus en otro - pero va perdiendo eficacia como solución a medida que pasa el tiempo. Más cepo no hará que la gente quiera tener más pesos. Más bien, diría, produce lo contrario.</p><p style="text-align: justify;">El Gobierno no puede hacer nada para evitarlo. <b>Puede tratar de prohibirlo o de ganar tiempo, eppur si muove.</b> No importa cuando endurezca el cepo o cuánto amenace con aplicar leyes punitivas. Si el dinero sigue creciendo al ritmo que lo hace el precio del peso va a caer, contra los dólares y contra los bienes. <b>No hay solución al problema cambiario que no incluya adaptar el Estado que queremos tener con el Estado que podemos pagar.</b></p><p style="text-align: justify;"><b>El enorme déficit fiscal financiado por emisión es hoy un elefante dormido en el Bazar.</b> La pandemia concentra hoy nuestra atención pero el elefante está ahí. No importa quien lo puso, si el Gobierno, la oposición o la pandemia. <b>Mirando para otro lado no va a desaparecer, y tarde o temprano se va a despertar.</b></p><div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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Un enorme desafío para un Tesoro con acceso cerrado al mercado financiero .</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">Según los términos que se hicieron públicos ayer, se obtuvo lo que se necesitaba: tiempo, el componente más importante del acuerdo, y el tiempo, se sabe, es dinero. Lograron posponerse pagos hasta fines de 2023 por un total de US$38.000 millones y de US$6000 millones en el próximo mandato presidencial. En compensación, entre 2028 y 2035 los pagos serán mayores en US$31.000 millones, pero ese no es un problema para preocuparnos hoy. Además, si bien el acuerdo no contempla quita importante de capital, implica un ahorro de intereses por US$1600 millones por año hasta 2030, o 0,4% del PBI (pre-pandemia).</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">La pérdida para los acreedores depende de cuánto valúen ellos la espera en el cobro: es de 37% de sus tenencias iniciales si el tiempo se valúa a 10% por año, 33% si fuera 8% o 27% si fuera 5%. No está nada mal. La quita promedio de las 179 reestructuraciones soberanas entre 1978 y 2010 fue de 37%, con un 18% para los 68 casos que lograron evitar el default y de 48% en los 111 que no.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">Lamentablemente, este problema no es el único que hay por resolver. El acuerdo de la deuda despeja el primero de los cuatro grandes desafíos que tiene la economía. El más urgente, sin dudas, es el sanitario. Llevamos cinco meses de una de las cuarentenas más largas y duras del planeta, para controlar una dinámica de contagios que aún no dio señales de aplanarse y cuyo daño económico posiblemente nos ubique entre los 10 países de mayor contracción de la actividad en 2020.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">Más allá de cual sea la resolución de la crisis sanitaria, el panorama no es alentador. El Covid-19 llegó a un país que ya llevaba dos años de recesión y la cuarentena provoca aquí más quiebras que en otros países. El durísimo cepo a los capitales y al comercio, que probablemente se endurecerá antes de relajarse, limita la posibilidad de un rebrote de la inversión y las exportaciones cuando la crisis sanitaria termine.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">Eso nos enfrenta al tercer enorme desafío. La Argentina está en medio de una crisis fiscal y monetaria galopante, que no está presente en la percepción pública porque aún no se sienten plenamente sus consecuencias. El déficit fiscal de este año se proyecta cercano a los dos dígitos y apunta a ser el mayor en medio siglo. Sin fuentes de financiamiento, el Tesoro recurre de forma masiva a la emisión monetaria, creando dinero que hoy está dormido, expectante, pero que tarde o temprano acelerará la inflación.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">La señal más visible del exceso monetario está en el mercado de cambios. La brecha de los dólares paralelos con el oficial estaba hace poco cerca del 100%, el nivel más alto desde 1975. Por otra parte, el Banco Central vendió US$450 millones en julio para contener la divisa oficial, a pesar de estar en el período de máxima liquidación de divisas agrícolas y con las importaciones en su mínimo en 15 años. Son muchos pesos buscando pocos dólares, esquivando los controles como pueden.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">El riesgo de salir de la crisis sanitaria solo para entrar en una crisis cambiaria e inflacionaria es muy alto, y la ingeniería de política económica para evitarlo es muy compleja.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="background-color: white;">El cuarto y último desafío es más permanente, estructural. La Argentina hace 10 años que no crece. Entre 2010 y 2020, de más de 180 países, solo 11 crecieron menos que nosotros o cayeron: Brunei, Micronesia, Italia, Ucrania, Trinidad y Tobago, Timor, Gracia, República Centroafricana, Guinea ecuatorial, Libia y Venezuela. El primer paso para dar vuelta estos resultados es acertar el diagnóstico y para eso tenemos que ser conscientes de que estamos perdiendo, de que se nos escapan los trenes y que el mundo está mirando otra película, resolviendo otros problemas, mientras nosotros seguimos en luchas intestinas que solo nos hacen retroceder.</span></p><div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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<br />
Mi problema es que la retórica monetarista suele suponer la existencia de un mecanismo mágico que, por generación espontánea, baja la inflación sin costos.<br />
<br />
El éxito al tratar de desinflar una economía restringiendo los agregados monetarios no depende de factores distintos que los de otros programas de estabilización (por ejemplo, de tipo de cambio). A fin de cuentas, depende de lograr una buena combinación de “garrote” y credibilidad. La discusión no es nueva. En los ochentas y noventas la literatura comparaba entre planes de estabilización monetarios y de tipo de cambio en lo que se conocía como la hipótesis de <a href="https://link.springer.com/article/10.2307/3867401">“recesión ahora vs recesión después”</a>.<br />
<br />
En un programa monetario “garrote” es estar dispuesto a restringir la liquidez y subir tasas todo lo que haga falta. La mecánica que transforme esta suba de tasas en baja de la inflación no es mágica. No será espontáneo. La inflación baja o bien porque se aprecia el tipo de cambio o bien si hay recesión o ambas.<br />
<br />
Si un gobierno estuviera en condiciones de mantener el tipo de cambio atrasado o una recesión por tiempo indeterminado, eventualmente la inflación baja. Creo que nadie, ni monetaristas, ni marxistas, ni keynesianos, ni estructuralistas o austriacos dudaría de esta afirmación.<br />
<br />
El problema de los programas de estabilización reside en que habitualmente esa capacidad es finita. ¿Cuánta recesión puede tolerar un gobierno democrático sin perder elecciones? ¿Cuánto atraso puede tolerarse antes de perder capacidad de financiamiento de la cuenta corriente?<br />
<br />
Es por eso que los programas se anuncian con señales para mostrar que "esta vez va en serio". Leyes cerrojo, reformas en cartas orgánicas, compromisos exagerados (déficit o emisión cero) más allá de lo estrictamente necesario. La credibilidad de un programa, si logra cambiar las expectativas inflacionarias, puede afectar las decisiones de precios hoy.<br />
<br />
Es decir, cuanto más creíble logre ser un programa, menos garrote necesitará.<br />
<br />
La convertibilidad, por ejemplo, fue exitosa no solo por el atraso del peso - los militares ya habían tratado eso y fracasado una década antes - sino porque se complementó con medidas que le dieron credibilidad: Fijación cambiaria por ley, independencia del Central, Reforma del Estado, apertura comercial y financiera, prohibición de indexación. Cavallo cerró la puerta y tiró la llave.<br />
<br />
El problema es que comprar credibilidad de esa forma no está libre de riesgo. El que gana credibilidad así lo hace atándose las manos. Limita su propia discrecionalidad para hacer política económica, que pasa a determinarse por reglas transparentes e inflexibles<br />
<br />
Eso es algo bueno salvo, claro, cuando necesitamos las manos desatadas<br />
<br />
La convertibilidad y su crisis sirven también de ejemplo de crisis de un régimen basado en reglas, incapaz de adaptarse a los cambios (por ejemplo, la devaluación brasilera o la sucesión de crisis financieras emergentes de los 90s) que necesitaban una corrección de política económica.<br />
<br />
Mi problema con el monetarismo criollo, entonces, no es entonces no creer que un programa de agregados duro puede bajar la inflación. Claro q puede<br />
<br />
El problema es que para lograrlo el gobierno debe estar dispuesto, y convencernos de que lo está, a tolerar una recesión larga o un atraso sostenido que hagan el trabajo sucio si la inflación tarda en bajar. Debe convencer que "esta vez va en serio" pero ¿Cuan creíble es prometer recesión en año un electoral o atraso permanente a meses de la última crisis de balance de pagos?<br />
<br />
Esto requiere, entonces, ser realistas y reconocer limitaciones de las herramientas disponibles y de objetivos posibles. Es imposible bajar la inflación de forma permanente sin compromisos más amplios que los que hoy pueden darse desde la política monetaria del Banco Central, compromisos que deben ser creíbles, sostenibles y, sobre todo, legitimados en las urnas.<br />
<br />
Ojala fuera solo imprimir menos billetes<br />
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<br />
<div style="text-align: justify;">
Los economistas tenemos, entre la larga lista de prejuicios sobre nuestra profesión generalmente bien fundados, el don de hacer hablar a los números para que muestren lo que queramos. Una extraña combinación entre una virtud artística y una tortura medieval. La razón es simple. Un mismo dato sobre la realidad, según como se lo mire y aun ignorando los muchos problemas metodológicos existentes al “medir un dato”, puede decir muchas cosas a la vez</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomemos un ejemplo. La inflación interanual en enero estuvo en el orden del 33%. ¿Cuán informativo es esto sobre la situación inflacionaria de hoy? La primera lectura parecería ser que mantenemos niveles de inflación muy altos, incluso para los estándares de la última década. Sin embargo, si acercamos la lente, el panorama cambia. En los últimos 6 meses la inflación fue de 12% (equivalente a 27% si se repitiera un semestre más) y en los últimos 3 meses de 5% (equivalente a 22% en un año), algo mucho menos alarmante que el 33% interanual (que estaba algo arriba de 40% hasta hace no mucho).</div>
<br />
<br />
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<b>Gráfico</b><strong> 1: Índice de precios al consumidor</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
Variación interanual, semestral y trimestral</div>
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<a href="https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png" style="color: #565656;"><img alt="" class="size-large wp-image-7154 alignnone" height="407" sizes="(max-width: 698px) 100vw, 698px" src="https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?resize=698%2C408" srcset="https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?resize=1024%2C598 1024w, https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?resize=300%2C175 300w, https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?resize=768%2C448 768w, https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?resize=94%2C55 94w, https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?w=1396 1396w, https://i0.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen1.png?w=2094 2094w" style="border: 0px; height: auto; margin-bottom: 15px; max-width: 100%; vertical-align: middle;" width="698" /></a></div>
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<em>Nota: el índice de precios es aproximado a partir de la información de INDEC y Provincias</em></div>
<br />
El problema, en este caso, radica en que el indicador interanual y su evolución es la combinación de tres cosas. El dato nuevo con la información más fresca, el dato más viejo que desaparece de la comparación y todos los datos intermedios, que persisten en la medición hasta que llegue su turno de desaparecer.<br />
<br />
Así, por ejemplo, la medición interanual no captura la forma que tuvo el indicador en los datos intermedios. Un 0% de variación interanual puede convivir tanto con una suba inicial seguida de una caída equivalente como exactamente lo opuesto. Claramente, para entender que está pasando en la coyuntura reciente este 0% es muy poco informativo.<br />
<br />
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<b>Gráfico</b><strong> 2: Crecimiento y contracción vs contracción y crecimiento</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<a href="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png" style="color: #565656;"><img alt="" class="size-large wp-image-7155 alignnone" height="387" sizes="(max-width: 698px) 100vw, 698px" src="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?resize=698%2C387" srcset="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?resize=1024%2C568 1024w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?resize=300%2C166 300w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?resize=768%2C426 768w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?resize=99%2C55 99w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen2.png?w=1121 1121w" style="border: 0px; height: auto; margin-bottom: 15px; max-width: 100%; vertical-align: middle;" width="698" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Este 0% parece un caso extremo. Tomemos otro ejemplo, con una serie que crece a una tasa constante de 2% por mes – es decir, que tras un año crecerá 27% – pero que sorpresivamente tiene una caída de una vez del 30% para luego retomar su sendero ascendente de 2% (Grafico 3). En este caso, la variación interanual capturará correctamente esa caída, pasando de 27% a -13%, pero a medida que avanza el tiempo irá perdiendo contenido informativo. Durante once meses, la variación interanual registrará una caída de 13%, aun cuando tenemos una serie que, mes a mes, sube 2%. Al onceavo mes tras el shock, la serie habrá acumulado una suba de 24%, que la variación interanual no captura en absoluto. Al doceavo mes tras el shock habrá un nuevo quiebre: la medición interanual pasará de -13% a 24% ¿Pasó algo con la serie original que amerite tal cambio? Nada. Todo el movimiento se explica por la desaparición del mes del shock de la comparación interanual. La información contenida en esa variación interanual es, sencillamente, vieja.</div>
<br />
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<b>Gráfico</b><strong> 3: Índice de crecimiento constante con shock de única vez</strong></div>
<div style="background-color: white; color: #555555; font-family: "Source Sans Pro", Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 15px; margin-bottom: 14px; padding: 0px;">
<a href="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png" style="color: #565656;"><img alt="" class="size-large wp-image-7156 alignnone" height="445" sizes="(max-width: 698px) 100vw, 698px" src="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?resize=698%2C444" srcset="https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?resize=1024%2C652 1024w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?resize=300%2C191 300w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?resize=768%2C489 768w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?resize=86%2C55 86w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?w=1396 1396w, https://i1.wp.com/focoeconomico.org/wp-content/uploads/2017/03/cohen3.png?w=2094 2094w" style="border: 0px; height: auto; margin-bottom: 15px; max-width: 100%; vertical-align: middle;" width="698" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La solución, entonces, parece ser fácil. Si el dato interanual, es tan imperfecto, usemos algo de mayor frecuencia, como el dato mensual. Sin embargo, y por muchas razones, elevar la frecuencia incorpora otro conjunto grande de problemas, ruido, pequeños shock (noticias, eventos climáticos) de impacto transitorio, etc. Así, los datos de más corto plazo suelen estar expuestos a múltiples factores aleatorios que muchas veces ensucian el comportamiento tendencial de las series. Un caso extremo es el trabajo con series diarias o intradiarias, donde lograr extraer la información del ruido es mucho más complejo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los datos de corto plazo suelen también incorporar efectos estacionales (es decir, asociados a la época del año). Las ventas minoristas caen todos los años en enero respecto a diciembre, el precio de los colegios sube en marzo, el de los hoteles en vacaciones de invierno y la cosecha de trigo siempre es mayor en diciembre que en enero. La información que, en estos casos, tiene la variación mensual es muy poca.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La econometría encontró distintos métodos para corregir estos inconvenientes, aunque su implementación no está exenta de problemas. Existen, por ejemplo, métodos para discriminar el componente tendencial del cíclico de una determinada serie que sirve, justamente, para identificar cuando una serie dejo de caer y comienza a subir. Este método, sin embargo, tiene dos debilidades serias: Falla al identificar quiebres o cambios de régimen (justamente porque subestima la importancia de la noticia más nueva) y es muy sensible a la incorporación de nueva información, que puede cambiar significativamente la interpretación de los últimos meses. Existen también métodos para limpiar los factores estacionales, aunque suelen requerir un volumen de datos históricos que suele no estar disponible en nuestro golpeado sistema estadístico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cuál es, entonces, la moraleja? No existe una forma única ni correcta de mirar un dato. Todos los métodos tienen sus ventajas y sus defectos. Interpretar la información nueva a medida que va surgiendo requiere un delicado equilibrio entre mirar demasiado cerca y ensordeceré con el ruido y alejarse y marearse con información vieja, como cuando usamos un telescopio para capturar hoy la luz que las estrellas emitieron hace miles de años. Imposible escaparle a esa extraña combinación entre arte, ciencia y tortura medieval.</div>
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<b><br /></b>
<b><br /></b>
<b><br /></b>
<b>Maria O’Donnell: Hay mucha preocupación, incluso en el equipo del propio presidente, con lo que está pasando con la economía. Hoy el Cronista dice que el tercer trimestre también va a mostrar caída de la economía.
</b><br />
<br />
Luciano Cohan: Sí. El tercer trimestre está cerca de haber sido un trimestre horizontal. Estaba cayendo como un piano en el primer semestre y en el tercero se detuvo la caída. Lo más preocupante es que ya estamos entrados en el cuarto trimestre y pareciera que seguimos en movimiento horizontal y todavía aparece el crecimiento.
<br />
<br />
<b>MO: Bloomberg sacó un artículo que fue rápidamente tomado por Cristina Fernández de Kirchner a través de las redes sociales planteando que - también señalado por Carrió y Lavagna- con relación a que con las tasas tan altas el principal negocio es financiero y de corto plazo. Se venden dólares, se coloca en Lebac y se recompra dólares con ganancias altísimos que en el mundo nadie te da.
</b><br />
<br />
LC: El argumento es parcialmente cierto. Hoy Argentina está funcionando con tasas de interés altas y creo que eso puede estar también detrás de la performance de la economía que no es demasiado buena. Si uno tiene en cuenta que los salarios han empezado a crecer y el gobierno ya está haciendo una política fiscal más expansiva es llamativo que no estemos creciendo a esta altura del año, lo cual puede tener que ver con la tasa de interés.
<br />
<br />
Eso lo pongo de un lado. Hay que entender también que el Banco Central no tiene gran margen para ponerse a hacer locuras. Hace tan solo un año Argentina estaba en el medio del cepo, cuando la situación cambiaria y monetaria era muy delicada. El Banco Central no cuenta con demasiado margen para bajar tasas y arriesgar, más en el mundo complejo al que estamos entrando con Trump, que la situación cambiaria vuelva a complicarse. El escenario es una cara o ceca en donde las decisiones no son fáciles.
<br />
<br />
<b>MO: Ahora cierra una nueva etapa del blanqueo que ha cumplido más o menos las expectativas del gobierno y vienen dólares en un momento en el cual muchos dicen que el dólar está atrasado y cuando en el resto del mundo está pasando justamente lo contrario. El peso mexicano pierde valor, el peso brasilero pierde valor. Con lo cual es el peor escenario para tener un dólar atrasado.
</b><br />
<br />
LC: El dólar subió en las últimas semanas, acompañando el proceso del resto del mundo emergente y no se ha profundizado el atraso. De todas maneras, sin duda, el mundo al que estamos entrando es bastante incierto e implica mayores dificultades y entre esas dificultades está que es muy probable que nuestros socios comerciales tengan monedas más débiles. Esto para Argentina, que viene de un proceso inflacionario complicado, es un problema porque acompañar el proceso global implica que nuestro dólar suba, y que nuestro dólar suba implica que el proceso de inflación - que ha empezado a dar buenas noticias - puede volver a complicarse. El panorama hacia adelante tiene muchos desafíos.
<br />
<br />
<b>MO -Muchos desafíos, con un gobierno en una situación donde todavía no empezó a tomar las decisiones que tenía previsto tomar en la economía. Y tiene el tema del empleo, con 127 mil puestos de trabajo perdidos en lo que va del año. El gobierno ya anticipó la apertura de algunos sectores a la importación, que tendría algún efecto sobre el empleo.
</b><br />
<br />
LC- Sin duda, cuando uno mira los números de este año en su conjunto fueron negativos. Sin embargo, no es un momento de crisis. Argentina está transitando una recesión de magnitud media parecida a lo que tuvimos en otro años (como 2014). Estamos en una recesión algo más larga de lo que se esperaba pero se está muy lejos de una crisis. Mi impresión es que esto pronto pasará a un segundo plano y que la economía en 2017 va a volver a crecer.
<br />
<br />
Mis dudas empiezan pensando más hacia adelante. En 2018 vamos a tener que pensar cuales son las fuentes de crecimiento de la economía y ahí si hay algunas luces amarillas prendidas.
<br />
<br />
<b>MO- Pareciera que el gobierno está cambiando el libreto, pasamos de la inversión al consumo. Empezamos a escuchar hablar y mucho adentro del gobierno - todavía no se nota tanto afuera – sobre la idea de que subestimaron el problema de lo que genera la caída del consumo. Ahora tratarían de acordar un refuerzo de la asignación universal más importante de lo que se preveía, por el objeto, imagino, de paliar la situación social hacia fin de año y también pensando en inyectar un poco de anabólico al consumo”.
</b><br />
<br />
LC- Si, de acuerdo, pero creo que esa es una solución de cara al 2017 cuando es muy probable que los factores de crecimiento sean el consumo y el gasto público – los dos factores negativos en la economía de 2016. Sin embargo, no pueden ser la solución de mediano plazo. Argentina necesita lograr esta transición a una economía impulsada por la inversión y, agregaría, el sector externo. La posibilidad que tiene la macroeconomía de sostener un consumo creciendo mucho es muy acotada y hay una transición pendiente. Agregaría también que Argentina necesita desplazarse como factor de crecimiento más hacia el sector privado, y menos el sector público con arcas públicas están agotadas.”
<br />
<br />
<b>MO-Pero no está pasando. El gobierno creyó que este año era el año para hacer el pase de manos y termina el año y no lo fue.
</b><br />
<br />
LC- Este año no paso, sin dudas, y es probable que el próximo tampoco creo que pase. Pero es una transición que tiene que pasar. Porque si no pensar en que vamos a entrar en un proceso más largo de crecimiento es difícil. Yo mantengo el optimismo. Creo que en el momento en que la economía empiece a crecer se van a despejar muchas de las dudas que estamos teniendo y es probable que empiece a moverse la inversión, pero lo cierto es que la transición se está haciendo bastante larga.
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“Predecir es muy difícil, sobre todo el futuro” versa el dicho. Sin embargo, me arriesgaré con unas líneas para ordenar las ideas detrás de mi optimismo para el corto plazo: <b>Creo que Argentina volverá a crecer, y que pasará pronto</b>. Este optimismo, que decae a medida que alargamos el horizonte y pensamos en el mediano y largo plazo, tiene su origen en un doble diagnóstico de la situación económica argentina.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La primera parte </b>es que creo que detrás el estancamiento del último tercio del kirchnerismo no había un problema de demanda, sino de oferta. Argentina no crecía por la escasez de dólares, de insumos importados, de energía, por la falta de expansión de la frontera agrícola o los stocks ganaderos, mineros o petroleros, por los costos de transacción implícitos en el cepo o en la administración opaca del comercio exterior o en la deficiente infraestructura de logística y comunicaciones.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La producción argentina no pudo seguirle el ritmo a los agónicos cartuchos de demanda que el gobierno derrochaba en apuntalar la actividad - déficit fiscal creciente, atraso cambiario con cierre de importaciones, retraso de las tarifas, controles de precios, tasas de interés reprimidas y crédito dirigido, etc. <b>El sistemático impulso a la demanda no genero crecimiento, sino solo presión sobre una oferta estrangulada.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta situación se complementa con la <b>segunda parte del diagnóstico.</b> Creo que la contracción de 2016 es principalmente un problema de demanda: el impacto contractivo de corto plazo del combo de políticas implementadas desde diciembre. Podemos discutir si es buena la relación costo/beneficio - en especial frente al <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2016/02/la-agenda-que-el-ministro-postergo.html">fallido experimento de 2014</a> -, si se subestimo la longitud o intensidad de la transición o si hubiera sido conveniente otro punto entre <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2015/04/visteme-despacio-que-estoy-apurado.html">el shock y el gradualismo</a>. Lo cierto es que concentrar los costos al inicio fue una decisión estratégica que tomó una dinámica que era esperable que tomara.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La recesión de 2016 se explica, entonces, por un shock negativo de demanda.</b> Devaluación, suba de tarifas, combustibles y tasas y liberación de precios reprimidos golpeo la capacidad de compra de los salarios. El ajuste fiscal del primer semestre, principalmente en obra pública, afectó la inversión y la política monetaria contractiva, inevitable tras la salida del cepo, hizo su aporte restringiendo la liquidez.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Es a partir de la combinación de ambos diagnósticos que soy optimista con el futuro cercano.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En primer lugar, porque creo que el shock negativo de demanda ha comenzado a revertirse.</b> Con la baja de la inflación, la capacidad de compra de salarios, jubilaciones y política social comienza a recuperarse, la política fiscal ha tomado nuevamente un sesgo expansivo y la política monetaria se mueve a un terreno más laxo. El mundo cercano, mientras tanto, muestra también un panorama algo más alentador. Creo que las fuentes de contracción que operaron en contra en 2016 jugaran a favor en 2017, el año del rebote.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En segundo lugar - y mucho más importante que primero – el país experimenta, desde fines del año pasado, un brutal shock positivo de oferta,</b> cuyo impacto es menos inmediato que el de demanda. La salida del default y del cepo, la baja de la tasa de descuento país y la caída de riesgo de crisis de balance de pagos, la extensión del horizonte de planeamiento, el acceso al financiamiento, una política comercial más laxa con los insumos, etc.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>A diferencia de 2016, cuando el shock negativo supero al positivo, en 2017 ambos efectos jugarán en el mismo sentido y es muy probable que el país vuelva a crecer.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>A partir de allí, sin embargo, y agotado el transitorio efecto rebote de la demanda, el país entrará en el mas viscoso terreno del mediano plazo,</b> cuando deberán enfrentarse tensiones de difícil resolución. <b>En primer lugar,</b> la necesidad de completar la corrección aún inconclusa de precios relativos con consecuencias, como vimos este año, desagradables en el corto plazo. <b>En segundo lugar</b>, la necesidad de sustituir la fuente de demanda publica sobre la actividad y empleo con expansión privada, inflada con anabólicos en el pasado.<b> Finalmente,</b> la necesidad de balanceo entre sectores ganadores y perdedores para evitar que la probable transición de la estructura productiva derive en problemas de empleo y costos sociales.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Frente a este escenario, la estrategia del gobierno para cortar este nudo gordiano es apelar a la inversión,</b> único componente que es, en simultáneo, una fuente de expansión de demanda y oferta. El crecimiento en el mediano plazo - digamos, en la segunda mitad del gobierno de Macri - dependerá, como diría Keynes, de los animals spirits, de la percepción de que el crecimiento será sostenido y que vale la pena hundir capital en infraestructura, comunicaciones, en construcción privada, inversión petrolera, minera o agrícola, en maquinaria industrial, en soft, etc.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La estrategia del gobierno es ambiciosa pero arriesgada, en tanto la última ancla es la propia confianza en su éxito. </b>El presente de la Argentina dependerá principalmente de su propio futuro y la ausencia de esta fuente de crecimiento, que tendrá que aparecer más temprano que tarde, nos expone a la tentación de repetir viejas recetas, que beneficien el cortísimos plazo y atenten contra la propia sostenibilidad del crecimiento.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Resuelta esta tensión entonces sí, quizás, empezaremos a discutir el largo plazo y los modelos de desarrollo. Dejémoslo para otro post porque, quien sabe, quizás en el largo plazo, como también decía Keynes, estaremos todos muertos.
</div>
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<br />
La manipulación del índice de precios al consumidor del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) está desde 2007 -cuando comenzaron a publicarse las mediciones apócrifas- en el foco de atención. Cualquier ciudadano sabe y percibe que, desde hace casi diez años, el Indec miente sobre la inflación. Sin embargo, y paradójicamente, dentro de las infamias, la manipulación del índice de inflación se encuentra entre las que tendrán consecuencias menos permanentes, sobre todo porque el dato oficial logró sustituirse con cierto éxito al existir tanto fuentes oficiales alternativas como mediciones privadas relativamente fiables.
<br />
<br />
La administración que fue liderada por Norberto Itzcovich afectó, con una combinación de acción, omisión, dolo e impericia, casi la totalidad de la producción estadística. En ese sentido, es difícil encontrar algún indicador oficial que salga del instituto que no esté viciado o presente sospechosas irregularidades.
<br />
<br />
Así, por ejemplo, hay serias sospechas sobre la medición del producto bruto interno (PBI). Es decir, no sabemos cuánto creció la economía ni en su conjunto ni en sus partes, qué pasa con la construcción, con el comercio minorista o con la industria. La ausencia de datos obliga a trabajar con otras fuentes secundarias, que ayudan pero no reemplazan el dato oficial. De las cuentas nacionales podríamos saber cuánto se invierte, se consume y se ahorra, algo que hoy nos está vedado. No conocemos el reparto de ingreso entre capital y trabajo, la presión tributaria o el tamaño del déficit fiscal o de la deuda externa con relación al de la economía.
<br />
<br />
Así, todo índice que utilice el PBI en sus cálculos, algo muy común al realizarse comparaciones internacionales, está viciado. Asimismo, las recientemente publicadas estadísticas de comercio exterior, con datos ya revisados por la nueva administración, confirman lo que siempre se sospechó: que desde 2013 el Indec había sobreestimado las exportaciones en alrededor de US$ 4000 millones por año.
<br />
<br />
La alteración menos visible pero a su vez más irreemplazable es la de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), donde se relevan trimestralmente ingresos y condiciones de vida de 65.000 hogares de todo el país. No hay sustituto perfecto para esta encuesta -lo mejor que hay disponible es el trabajo del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA)- ni forma de reconstruir una foto mal sacada. La EPH es un gran compendio de anomalías, sesgos y resultados inconsistentes como, por ejemplo, subas inentendibles de los salarios de trabajadores en negro muy por arriba de los registrados, la desaparición de la muestra de una cantidad inexplicablemente alta de hogares pobres en 2012 y 2013, o la aparición de un extraño número de personas que habían encontrado empleo sin haber aparecido nunca como buscándolo.
<br />
<br />
La manipulación de la EPH genera un bache estadístico en innumerable cantidad de indicadores, bache que nunca podrá cubrirse. No sabremos nunca cómo fue la distribución del ingreso ni qué pasó con la pobreza y la indigencia. Hay oscuridad para una década sobre la situación del mercado laboral. No sabemos cuál fue el salario o la cantidad de trabajadores informales, ni siquiera sabemos si esa cantidad sube o baja. No tenemos datos confiables de empleo y desempleo, ni de que pasó con la subocupación, no conocemos la situación de precariedad en los jóvenes o cómo se reparten pobres y desocupados por grupo etario, nivel educativo o género. Esto también afecta los estudios de impacto de las políticas sociales (como la Asignación Universal por Hijo o la moratoria previsional), donde usualmente la EPH es una fuente clave de información.
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No hay antecedentes en democracias republicanas de una degradación institucional equivalente a la del Indec, y sólo se encuentran en regímenes autoritarios -como en Chile durante la dictadura de Pinochet- o con Estados fallidos, que abandonan su rol de proveedor de este bien público. La destrucción del Indec convirtió el dato en una opinión y la realidad en algo maleable a conveniencia, amparado por un Estado que, sin herramientas, pretendía ser grande, eficiente y estar presente. Enorme oxímoron.
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La tierra arrasada convierte a la reconstrucción del Indec en una tarea larga y repleta de desafíos, donde las necesidades técnicas colisionarán con las políticas. Esperemos que la nueva administración esté a la altura de las circunstancias y aproveche la gran oportunidad que tiene para revertir esta triste historia y contribuir a que se haga justicia allí donde algunos se creyeron por encima de la ley.<div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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El paso de los meses permite hacer balances de la gestión. Hagamos un raconto. En poco tiempo, se flexibilizó el acceso a dólares financieros y se devaluó el peso oficial. Se relajó con ello parcialmente el evidente atraso cambiario, conteniendo la mayor dolarización con una fuerte suba de tasas de interés. Se avanzó también en la resolución de la herencia de litigios con acreedores externos con el fin último de recuperar acceso al financiamiento y, en el ínterin, se mostró capacidad para obtener multimillonarias líneas de crédito externo. Arreglar al golpeado INDEC fue también prioritario, con implementación de mejoras en la medición de la inflación y del nivel de actividad. También se corrigieron las distorsiones más visibles de precios relativos: En poco tiempo vimos quitas de subsidios y ajustes de tarifas y naftas.
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Sin embargo, la suma de devaluación, ajustes tarifarios y un relajamiento de los controles de precios tras la apresurada partida de la gestión anterior llevó a un trimestre con inflación acumulada de dos dígitos, con fuertes impacto en la capacidad de compra del salario y señales evidentes de recesión.
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Creerá el lector que hablo de los primeros 70 días de la administración Macrista pero no. La activa agenda recién descripta no es otra que la del ex ministro Axel Kiciloff tras asumir a fines de 2013.
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Recordemos. A comienzos de 2014 (febrero y mayo de 2014), acuerdos sin quita ni plazo de gracia con Repsol y Club de Paris buscaron, fallidamente, mejorar el acceso al crédito voluntario. La suba de tasas de interés de 15% a 29% entre diciembre del 2013 y febrero del 2014 no logró volver atractivo al peso, ni el intento de relajar el cepo en enero de 2014, cuando se lanzó el dólar ahorro, reducir la brecha cambiaria. La multimillonaria toma de deuda con China por USD 11 mil millones tampoco pudo evitaron la sangría de las reservas.
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El fuerte ajuste de tarifas que Kiciloff implemento tras su llegada para el gas (284%), el agua (406%), los colectivos (66%) o los trenes (100% para la línea San Martin) hicieron poco por mejorar las cuentas fiscales, cuyo déficit pasó de 3.0% en 2013 a 4.3% en 2014. Fallo también el ex ministro en su intento al devaluar 31% e diciembre de 2013 y enero de 2014. La ganancia de competitividad cambiaria se había perdido completamente en septiembre, con una inflación que llegó a picos a 40% y salarios que ese año crecieron 30%. Tampoco el INDEC logró recuperar su credibilidad, con un flamante IPCNu que lanzado con pompas en enero subestimaría 15% de inflación en 2014 o un nuevo PBI que escondió la caída de entre 2% y 3% del nivel de actividad de ese año.
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A mediados de 2014, cuando el grueso del shock inflacionario del primer trimestre había quedado atrás - en mayo la inflación mensual estaba nuevamente en el rango 2.0%/2.5% y con tendencia a la baja - la economía recibió un nuevo golpe. Los incipientes pasos de normalización macrofinanciera chocarían en julio con el fallo del Juez Griessa y “el default que no fue default” que, aun habiendo sido estudiado en profundidad, llevó a una nueva ronda de contracción económica durante el tercer trimestre. Recuérdese por ejemplo que el blue, termómetro de la incertidumbre cambiaria, pasó de ARS 11 en mayo a ARS 16 en octubre. Con ello, el año cerraría con una caída de alrededor de 2.5% en el PBI.
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A partir de entonces, la estrategia viraría hacia una procrastinación con atraso del tipo de cambio, anclaje de tarifas, creciente endeudamiento, mayor represión financiera y más estrictos controles de precios y deterioro fiscal a niveles insostenibles
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Más allá del ejercicio de memoria, recordar la experiencia fallida de los últimos dos años es una referencia valida de comparación sobre todo porque, en 2016, el nuevo gobierno ha decidido retomar aquella agenda del primer Kiciloff, aunque con algunas variantes que permiten prever que esta vez sí podría ser exitoso.
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Al igual que en 2014, el primer trimestre de este año vive el shock inflacionario y el impacto contractivo del combo devaluación, relajamiento de control de precios y ajuste de tarifas. Aun cuando el traslado a precios ha resultado menor al de 2014, los salarios perdieron contra la inflación, en los últimos tres meses, alrededor de 5% de su capacidad de compra, caída que explica las incipientes pero cada vez más evidentes señales de desaceleración económica.
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De repetirse el patrón de 2014, las consecuencias sobre el consumo deberían comenzar a menguar durante el transcurso del primer semestre, a medida que las paritarias recompongan poder de compra y que la inflación ceda respecto a los picos de diciembre y enero, algo que ya ha comenzado pero que resultará más visible hacia abril o mayo. Es optimista pensar que el consumo puede terminar el año con crecimiento, pero no que con el pasar de los meses recupere al menos parcialmente lo perdido.
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Sin embargo, y en contraste con 2014, Argentina de 2016 tiene como as de espada el impacto expansivo que, sobre la inversión y las exportaciones, debería tener la exitosa salida del cepo, la esperable resolución del juicio de los Holdouts, la mejora en la competitividad cambiaria, la activa agenda internacional o los ambiciosos programas de infraestructura, entre otras medidas.
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El camino a la recuperación no está exento de riesgos ni la actual administración es inmune a la posibilidad de tomar decisiones accidentadas. Argentina vive, en este primer trimestre de 2016 lo que posiblemente sea el peor momento del año, secuencia temporal (contracción hoy, expansión mañana) que complica tanto capitalizar políticamente los hitos de la gestión como la construcción de credibilidad, proceso que llevara tiempo.
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Sin embargo, en sus grandes lineamientos, el nuevo gobierno ha acertado el diagnostico. Relajar exitosamente la restricción externa – la crónica escases de dólares - alejará el escenario de crisis de balance de pagos que, siempre latente, amenazó la estabilidad macroeconómica del último lustro y fue, posiblemente, el mayor factor detrás de casi cinco años de estancamiento. Por ello, si Argentina crece en 2016 será fruto de desandar el aislamiento autoimpuesto durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner o, en otras palabras, ser exitoso en esa agenda de reinserción que quiso pero no pudo hacerse en aquel verano de 2014.
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<b>Se acerca la hora de desprocrastinar el país</b>
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La elección que, en unas pocas horas, definirá quién será el presidente durante los próximos cuatro años implicará, sea cual sea su resultado, un cambio radical en los objetivos de la política económica. Por primera vez en mucho tiempo el gabinete económico deberá encarar una resolución a muchos problemas que, con éxito, el equipo saliente logró trasladar a sus sucesores. La razón es simple. Mientras el gobierno que se va se benefició de la expectativa de que el próximo debería atender las inconsistencias, el que llega se enfrenta con la más difícil tarea de satisfacer esas expectativas.
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Para ello, quien resulte elegido el domingo deberá despeja<b>r tres factores de incertidumbr</b>e sin lo cual es difícil imaginar que puedan ponerse en marcha los recursos productivos estancados desde hace al menos cuatro años, a la espera de esas definiciones que afectan toda decisión que vaya más allá del cortísimo plazo.
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El primero de estos factores, el más importante y urgente, es disipar el <b>riesgo macroeconómico</b>, alejar los fantasmas de la siempre inminente crisis de reservas que, desde hace tiempo, limita la capacidad de crecer.
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A tal efecto, el próximo gobierno cuenta con <b>dos ventajas</b> que jugarán a su favor. La primera de ellas es que Argentina no tiene, ni en el sector público ni en el privado, <b>un problema de solvencia</b>. Aún a pesar del agresivo proceso de endeudamiento iniciado a partir del ascenso de Kicillof al Ministerio de Economía a fines de 2013 (que, como en las peores experiencias históricas, fue utilizado solamente para financiar un insostenible e irresponsable atraso cambiario) los niveles de deuda pública son aún muy bajos (menos de 30% del PBI si se excluyen las deudas que el Estado tiene consigo mismo). Por otra parte, <b>el sector privado es ampliamente acreedor en dólares</b>. Se estima –quizás algo exageradamente– que los argentinos tienen activos por más de US$ 200 mil millones, es decir, más de ocho veces las reservas que hoy tiene el Banco Central. Si tan sólo una pequeña porción de esos recursos regresara al país desaparecería cualquier temor sobre las reservas.
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La segunda ventaja es que la economía<b> argentina no necesita un ajuste</b> para equilibrar su situación de balance de pagos (sí lo necesitan, en cambio, las cuentas del sector público nacional, cuyos ingresos, excluyendo al Banco Central, cubren únicamente el 80% del gasto, pero es un error confundir las necesidades del sector público con las de toda la economía). A diferencia de otros episodios históricos de presión sobre las reservas, el país no enfrenta hoy un drenaje en el flujo de la cuenta corriente que requiera una contracción de la actividad para ahorrar dólares. El déficit comercial argentino es insignificante y el déficit de la cuenta corriente, que incluye también el déficit de servicios, utilidades e intereses, está en el rango de 2% / 2,5%. Este desequilibrio, en una situación financiera normal, es fácilmente financiable.
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Para poner en perspectiva, el déficit de cuenta corriente durante el rodrigazo era de 5,5%, de 4,2% durante la crisis de la tablita de Martínez de Hoz; 5,5% la del colapso del Plan Primavera y de 4,4% la de los años previos a la crisis de la convertibilidad (1997-1999). Entonces, nuevamente, se ve que el problema argentino no es de solvencia:<b> la escasez de dólares no surge de su incapacidad para generarlos, sino en cambio, de retenerlos.
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Sin embargo, en este proceso de alejar el riesgo macroeconómico el Gobierno se enfrenta también a una segunda gran fuente de incertidumbre, nada fácil de resolver. <b>Estabilizar la macroeconomía requiere que se redefina el set de precios relativos en la economía</b>, en un proceso que no por indispensable (o inevitable) deja de implicar grandes riesgos. Coordinar el cambio en la insostenible relación actual entre el tipo (o tipos) de cambio, tarifas, precios, salarios y tasas de interés es un desafío complejo, que requerirá poner sobre la mesa un programa consistente, creíble y, sobre todo, con amplio y variado apoyo político.
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La combinación de estas tres características es indispensable para evitar costos sociales y distributivos y para lograr una transición ordenada sin desagradables sorpresas inflacionarias, que solamente un programa inteligente y con amplio consenso logrará contener. El desafío no es fácil e implica que el nuevo presidente expondrá, durante su primer año de gobierno, gran parte del capital político que ganará con la elección de mañana.
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<b>La tercera fuente de incertidumbre, finalmente, es la regulatoria.</b> El Estado abandonó hace tiempo su necesario rol de coordinador y moderador del accionar privado convirtiéndose, en cambio, en una fuente inagotable de sorpresas y presiones que impiden cualquier capacidad de planificación de mediano o largo plazo. El kirchnerismo lega a su sucesor un combo regulatorio volátil, arbitrario y, sobre todo, poco transparente, caldo de cultivo del tráfico de influencias. ¿Acaso, por ejemplo, alguien sabe, además de quién pone la firma, cuál es el mecanismo de asignación de DJAIs para la importación o de ROEs para la exportación? ¿Alguien sabe con qué criterio el departamento de sistemas de la AFIP legisla sobre el acceso al dólar ahorro, con una regla que nada tiene que ver con lo anunciado por las autoridades? ¿Alguien conoce qué tuvieron de especial esos US$ 3 mil millones de utilidades y dividendos que, en un marco de prohibición general sin ninguna legislación que lo respalde, sí fueron autorizados a girarse al exterior desde que se implementó el cepo?
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No se trata, vale la aclaración, de preguntarse si la Argentina necesita más o menos Estado o más o menos mercado (aun cuando nuestro país, atrapado en discusiones endogámicas, le ha escapado al debate sobre las más novedosas formas de interacción público-privada que desde hace tiempo hay en el mundo y, en especial, en América Latina). Se trata en cambio de preguntarse si el regulador debe actuar errática y discrecionalmente, de forma opaca e informal, en respuesta a los problemas que surgen o si, en cambio, debe proveer un marco regulatorio transparente y estable que anticipe las reglas de juego a las cuales el sector privado deberá atenerse.
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Despejar las dudas sobre las tres grandes fuentes de incertidumbre –la macroeconómica, la de precios relativos y la regulatoria– será una tarea compleja y no exenta de riesgos, pero más riesgoso sería apostar a la continuidad de la estrategia del gobierno saliente: patear para adelante la resolución de todos los problemas, como si el único horizonte que importara fuera el de la próxima elección y no hubiera nada más allá.</div>
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Son conservadores. Ya no apelan a la esperanza sino que juegan con tus miedos, con el miedo al cambio, a lo desconocido. Nos necesitan dormidos, confiados en que es lo mejor que merecemos. Que es esto o el abismo, que son ellos o la crisis. Que tenemos que aceptar nepotismo, corrupción, autoritarismo hasta el límite de la ley y más allá, por esos logros que hace tiempo que desaparecieron. Que debemos resignarnos a que gobierno son ellos o no es nadie. Creen que ese poder delegado les pertenece y privatizaron la maquinaria del estado en pos su acumulación. Se creen por encima de la constitución, de la historia. Son tramposos, traicionan, y no hay regla que no estén dispuestos a romper para inclinarse la cancha. No temen hipotecar nuestro futuro, patearle pelotas al próximo, como si la Argentina que gobernará el próximo valiera menos. Quieren convencerte de que lo que te ganaste con tu esfuerzo se lo debés a ellos y lo que es peor, te lo reclaman. Yo que te di tanto, ahora me lo debes. Le temen al dialogo, a las preguntas incomodas, a la transparencia, a que la información y la opinión circulen. Necesitan un altar para acusarte desde arriba, con el dedo levantado, desde cadenas impuestas. Nos necesitan peleando, divididos, espiándonos intolerantes. Te mienten, confiados en que el poder los protege. Rescriben su historia, y reescriben nuestra historia. No esconden su búsqueda de impunidad, de blindarse para cuando ya no controlen la capacidad de coacción. Ya ni siquiera se esconden en una pretendida autoridad moral. Compran voluntades, y la compran con la plata que debería ir a hospitales, a escuelas. Exponen sus bajezas, su palabra devaluada, su concepción del honor a la venta del mejor postor y lo hacen porque tiene miedo, miedo a que se exponga su farsa, miedo a volver a ser ciudadanos que tienen que responder antes la ley.
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Merecemos recuperar la esperanza. Aspirar a algo más. Aprovechemos la nueva oportunidad que nos da la democracia que tanto nos costó conseguir.
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12 años es suficiente. Cambiemos</div>
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<b>¿Qué tienen en común Angola, Burundi, Guinea, Irán, Sudán, Siria, Ucrania y Venezuela con la Argentina? </b>No es, desde ya, su grado de desarrollo. El PBI per cápita argentino casi cuadruplica al promedio del de estos países y, en los casos más extremos, los supera más de diez veces. Tampoco sus instituciones. Escasean en la lista los regímenes republicanos y abundan dictaduras, monarquías o teocracias. Tampoco la intensidad de las divisiones políticas es el factor común. No hay en la Argentina conflictos armados de la virulencia que se ve en alguno de los mencionados.
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Sí comparten, en cambio, su régimen cambiario. Todos, junto a Ghana, Mongolia, Níger, Sierra Leona o Cuba, presentan algún tipo de desdoblamiento cambiario –de jure o de facto– como el que aquí se implementó durante la segunda gestión de Cristina. Menos de 25 países, sobre un total cercano a 200, tienen un esquema como el local, con proliferación de dólares comerciales, financieros, informales, para turistas, sojeros o ahorristas.
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Esto no siempre fue así. A principios de la década del 70, uno de cada dos países tenía tipo de cambio dual o múltiple y hacia fines de los ‘80 cerca del 40% aún lo hacía. Desde entonces, tras la ola global de unificación cambiaria de los noventa, el porcentaje cayó hasta estabilizarse entre 10% y 15% del mundo.Desdoblar el tipo de cambio es hoy una situación de excepción.
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El desdoblamiento y los controles de cambios surgieron, en la mayoría de estos casos, como respuesta a un shock negativo sobre la cuenta corriente, que se tradujo en un drenaje insostenible de divisas. El caso típico es el de una abrupta caída de los términos de intercambio (es decir, un deterioro en la relación de precios de exportaciones e importaciones) que afecta el balance comercial. Venezuela registraba un superávit de casi 20% del PBI hace diez años, que la caída del precio del petróleo convirtió en un déficit de más de 5%. Ucrania tenía en 2013 déficit comercial de 9%, Ghana de 19% y Burundi de 29%. En su conjunto, entre los países con desdoblamiento, el 80% tuvo un déficit de al menos 5% en la última década y la mitad de al menos 20%.
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El desdoblamiento, en estos casos, es la alternativa a una devaluación que, a partir de mejoras en los precios que reciben los exportadores y el encarecimiento de las importaciones, generaría excedentes de dólares para cerrar las necesidades de financiamiento. Los riesgos de corto plazo que buscan eludirse desdoblando suelen ser la aceleración inflacionaria, la caída de los salarios y los impactos distributivos usualmente asociados a ella. Así, el desdoblamiento funciona como un mecanismo para postergar –pero no para evitar– un ajuste.
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Nuestra propia historia abunda en ejemplos de cambios múltiples y controles de capitales como respuesta a shocks de cuenta corriente. Desde su introducción por Raúl Prebisch en la década del 30, el desdoblamiento cambiario fue más regla que excepción. Hubieron episodios de unificación truncos entre 1958-1963, 1967-1971 y 1977-1981, cuyos desenlaces estuvieron siempre asociados a abruptos deterioros de la cuenta corriente. Las experiencias de unificación fallidas durante la década del 80 en Argentina son otro ejemplo clásico de shock a la cuenta corriente, cuando el pago de intereses de la deuda exigía entre 5% y 10% del PBI.
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Ahora bien, lo dicho hasta aquí no tiene por objetivo hacer un recuento histórico sino, en cambio, plantear el contraste con la situación actual. Es difícil asociar a la Argentina del segundo gobierno de Cristina a alguna de estas categorías. Argentina cuenta hoy, aún después de la fuerte caída de las exportaciones, con un balance comercial sólo levemente deficitario –parcialmente reprimido por las trabas comerciales, pero en todo caso, no de magnitudes macroeconómicamente críticas– y el pago de intereses es, en perspectiva histórica, irrelevante: tan sólo 0,6% del PBI. La cuenta corriente está lejos de desequilibrios de órdenes de magnitud que justifiquen el desdoblamiento.
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En cambio, el desequilibrio detrás del cepo es estrictamente –y lo fue durante toda la década– de la cuenta capital, es decir, de aquellos movimientos de dólares que se originan en las decisiones de cartera de los agentes de la economía. No escasean los dólares porque el país tiene exceso de importaciones o de pago de intereses. En cambio escasean porque, por un lado, la (falta de) política monetaria espanta al ahorrista en pesos que se refugia en dólares como reserva de valor y, por otro, la (falta de) estrategia de inserción financiera internacional espanta al potencial inversión extranjero u otras fuentes de financiamiento.
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En contraste con un déficit pronunciado en la cuenta corriente, este nuevo diagnóstico es una buena y una mala noticia. Mala porque nos obliga a repensar cómo pudimos caer, por errores propios, en una situación sólo comparable a la de los casos más extremos del planeta. Buena porque su propia naturaleza reduce los costos de salida y no vuelve al ajuste una alternativa inevitable.
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El cambio de diagnóstico tiene dos implicancias importantes en términos de los pasos a dar en el camino de su resolución. Desde ya, en primer lugar, deberá evitarse la continuidad de una gestión plagada de errores, garantía de estanflación. El próximo gobierno deberá priorizar tres objetivos. Recuperar la política monetaria para convertir al peso en un instrumento interesante de ahorro, disipar los temores sobre la sostenibilidad del balance de pagos para transformar al país en un destino atractivo de la inversión (tanto para argentinos como para extranjeros) y devolver al Estado su capacidad de acceso al financiamiento externo, para brindarle márgenes de maniobra con los que hoy no cuenta.
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Sin embargo, Argentina debe también escaparle al escenario opuesto de shock devaluatorio que podría acompañar a la unificación cambiaria, más aún si consideramos que estaremos transitando el noveno año consecutivo de inflación de dos dígitos. Una maxidevaluación que busque reequilibrar los precios relativos no debe ser prioridad en la agenda, como sí debería serlo en una economía con una incapacidad crónica para generar los dólares que necesita.
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Política monetaria moderna y un peso creíble, unificación cambiaria, prudencia fiscal, transparencia en la gestión, reinserción financiera responsable. Una quimera, una misión que parece imposible después de tantos años de daño autoinflingido en la que nos acostumbramos a ser parte de ese grupo de 25 países que viven desdoblados en permanente estado de excepción.</div>
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<a href="http://www.perfil.com/columnistas/Visteme-despacio--que-estoy-apurado-20150411-0010.html">Columna que salió hoy en la seccion "Economista de la semana" en el Diario Perfil</a></div>
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A pocas variables económicas se le pide tanto como al tipo de cambio. Se espera de él todo. Que sostenga la competitividad de la cuenta corriente, que mantenga la capacidad de compra de los salarios, que cree o al menos no destruya empleo, que sea tal que los dólares no quieran huir del país y, claro, que nos ayude a bajar la inflación. Titánica tarea para un solo instrumento.
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Frente a estos muchos objetivos el gobierno eligió, arriando las banderas desarrollistas que flameó durante años, anclar y atrasar el tipo de cambio para contener la suba de precios. Alcanza una comparación con el pasado reciente para ver la magnitud del cambio de estrategia. Si se quisiera recuperar la competitividad de febrero de 2014 (tras la devaluación de enero) el dólar oficial a fin de año debería ser de $14, recuperar la de 2011 requeriría un dólar a $15 y la del gobierno de Nestor Kirchner un sorprendente dólar a $19,40.
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Asimismo, sólo cuatro periodos históricos mostraron una competitividad cambiaria con un nivel de apreciación equivalente al actual. El segundo gobierno de Perón durante la década del 50, el tercero a principios de los 70 (antesala del Rodrigazo de 1975), la fallida tablita de Martínez de Hoz y el segundo gobierno de Menem durante la también fallida convertibilidad. El gobierno dejará así un fuerte y costoso atraso cambiario.
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Sin embargo, y a pesar del relativo consenso que hay sobre este diagnóstico, esto no implica que para el próximo gobierno su resolución implique necesariamente una devaluación discreta que devuelva al peso a un valor más razonable ¿Por qué? Porque tras casi una década de inflación de dos dígitos, con máximos por arriba del 40% interanual durante 2014, apresurarse a desandar la apreciación es una invitación a iniciar una nueva ronda de inflación que, como con la de enero 2014, agote lo ganado en pocos meses.
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El problema es que el atraso cambiario (es decir, un peso demasiado fuerte) convive hoy con otro problema igual de grave: un peso demasiado débil, tan débil que lo único que permite la convivencia entre los dos es el cepo, por mucho el peor error de política económica del Kirchnerismo. Es justamente esta dualidad la que vuelve sumamente riesgoso no solo la devaluación discreta, sino también eliminar los controles de capitales rápidamente. En ese sentido, el no contar con poder de fuego en el Banco Central para contener un ataque especulativo puede invitar a una nueva corrida de consecuencias difíciles de predecir. La confianza en un nuevo gobierno puede hacer mucho, pero no puede hacerlo todo.
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Por ello, los desafíos para el próximo gobierno no son pocos. Durante los cuatro años del cepo se acumularon cerca de USD 11mm en dividendos no girados al exterior, entre otros activos que esperan su oportunidad para salir del país. Frente a ello, podríamos llegar a diciembre con USD 25mm de reservas brutas, que netas de los compromisos de corto plazo (por ejemplo, el swap con China) caen a USD 12mm. Asimismo, tras años de aislamiento financiero, y acorralados por el irresuelto juicio en Nueva York, tenemos limitada la capacidad de financiamiento a alternativas demasiado caras. Mientras tanto, el país cuenta con pocas opciones de inversión en pesos (capacidad cercenada por la infame intervención del INDEC y la imposibilidad de ofrecer instrumentos atados a la inflación) y nuestra política monetaria está condicionada por una fiscal con crecientes necesidades financieras.
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Todo lo anterior tiene un condimento adicional. La evolución de nuestro balance de pagos (o más simple, la de entrada y salida de dólares) no es sostenible y el tiempo nos juega en contra. Este año el gobierno logrará, como logró en 2014, financiar el atraso con deuda y endurecimiento de los cepos, pero difícilmente el statu quo pueda extenderse más allá de 2015.
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En el camino por desatar los muchos nudos de herencia de la actual gestión todas las alternativas son riesgosas y por eso la secuencia de políticas del próximo gobierno importa. Hay que eliminar los controles de capitales para volver a crecer, pero quitar los cepos con una moneda débil nos expone a una corrida. Hay que recuperar la competitividad del tipo de cambio para evitar el daño del atraso, pero la inflación acota el margen de maniobra. Hay que cortar la dominancia fiscal de la política monetaria y devolverle credibilidad al peso, pero el tiempo es poco para recuperar una confianza que se quiebra fácil pero se reconstruye de a poco.
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Frente a este escenario ¿Cómo debería enfrentar el próximo gobierno la corrección de los desequilibrios? Como primer paso, fortalecer el peso y darle previsibilidad al financiamiento del balance de pagos y certidumbre al proceso de estabilización. Intervención del INDEC con nuevo IPC y emisión de instrumentos en pesos indexados, programa monetario con objetivos de inflación, inicio de negociaciones realistas con holdouts y con grandes tenedores de pesos bloqueados para contener su salida tras la liberación, apertura del cepo a las importaciones y planificación de emisión de deuda.
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Esto debe ser acompañado de un cronograma de liberación de los controles de capitales durante el año. Sin embargo, una salida apresurada de los cepos podría comprometer la política cambiaria y monetaria futura. Al crear expectativas de shock cambiario, puede fomentar la dolarización de ahorros, postergar la liquidación de stocks de soja retenidos o la entrada de inversión extranjera y precipitar una corrida que, con poco poder de fuego, amplificaría la devaluación y su traslado a la inflación, obligando a una política monetaria más contractiva.
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Solo entonces, y con el trabajo previo hecho, habrá que hablar del dólar. Aunque dotar de mayor flexibilidad al tipo de cambio debería también ser parte de la estrategia, debe evitarse una devaluación discreta que arriesgue iniciar una dinámica de final incierto. ¿Debe el peso devaluarse? Sí, porque sostener el fuerte atraso cambiario durante mucho tiempo es malo para el crecimiento de un país, uno de los pocos consensos que existen en la disciplina económica ¿Debe el peso devaluarse discretamente como parte de las primeras medidas del próximo? No, lograr devaluar sin que ello se traslade a precios requiere previamente bajar la inflación y reconstruir la moneda y nuestro Banco Central.
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Como insinúa el refrán napoleónico que titula la columna, la urgencia por resolver los problemas y mostrar resultados no debe llevar a apresurar decisiones. O bien, como versa la versión criolla del refrán “Todo a su debido tiempo y armoniosamente”.
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<i>Versión levemente editada de la <a href="http://www.perfil.com/columnistas/Vasos-llenos-y-vacios-esperan-a-Macri-Massa-y-Scioli-20150306-0085.html">columna que el pasado sábado 7 de Marzo salió en Perfil</a></i></div>
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<b>Empecemos con el vaso medio lleno. </b>El año 2014, de contracción económica que mediciones privadas ubican en el orden del -2%, caída del consumo, el empleo y los salarios reales y aceleración inflacionaria (con una variación de precios que llegó a superar por primera vez en 25 años el 40% interanual), comienza a ser sustituido por un 2015 en el que las novedades pesimistas son desplazadas por otras que describen una moderada estabilización.
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<b>Tras un largo periodo de temor por la sostenibilidad de las reservas, las USD 31.5 mil millones en el Banco Central deberían ser suficientes para transitar este año sin mayores sobresaltos cambiarios.</b> Suponiendo que el gobierno buscará repetir en los próximos meses el fallido intento de canje de Boden 2015 (que permitiría ahorrar algo más de USD 6 mil millones de pagos en octubre) y aun considerando las fuertes salidas por dólar ahorro, déficit de combustibles o de turismo, el año podría cerrar con reservas brutas cercanas a los USD 25 mil millones.
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<b>Asimismo, la inflación ha bajado y los salarios han comenzado a recuperarse desde su piso a mediados de 2014. </b>La medición de precios que hacemos en Elypsis, a partir de la recolección online de más de 300.000 observaciones diarias, registró en los últimos meses una rápida desaceleración. El 40% interanual que veíamos en noviembre cayó a 37% en diciembre, 34% en enero y 27% en febrero. Esta reducción se explica no solo porque van desapareciendo de la comparación los meses de alta inflación de comienzos de 2014, sino también por la baja en las mediciones mensuales más recientes. La inflación del trimestre Diciembre 2014-Febrero 2015 fue de tan solo 4.4%, que equivale a 20% de extrapolarse a un año entero.
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<b>La fórmula detrás de ambos hechos no es novedosa en nuestra historia. </b>Recesión y atraso cambiario financiado con deuda - en gran parte de corto plazo - y una pizca de privatizaciones (licitaciones del 4g) y cierta moderación monetaria,. En tal sentido, vale mencionar que sólo en 2014, y tras un largo periodo de desendeudamiento que redujo la deuda publica en mano de privados a menos de 20% del PBI, el gobierno emitió deuda nueva - interna y externa, en pesos y dólares - por una cifra cercana a los USD 45 mil millones, que explican la buena salud de las reservas y el menor crecimiento de la base monetaria. Las formas de conseguir financiamiento fueron variadas: Letras del Banco Central en pesos y dólares, emisiones del tesoro en el mercado local, nueva deuda con Repsol, el Club de Paris, China, el Banco de Francia u Organismos Multilaterales o deuda flotante con importadores. Incluso están en las reservas los USD 1.3 mil millones bloqueados por Griesa
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<b>Con ello, y con un creciente endurecimiento en los controles de capitales y del comercio exterior, el gobierno ha logrado estabilizar al mercado de cambios</b> y darle oxígeno a su apuesta por el atraso cambiario para sostener un nivel de competitividad externa que podría llegar en poco tiempo – más aún si el Real brasilero se mantiene por arriba de los Rs 3.0 por dólar – a niveles comparables con los de la década del 90.
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<b>El vaso medio lleno, entonces, es que crisis de balance de pagos parece haberse evitado y que sin colapso a la vista, la economía empieza a moverse al ritmo del próximo gobierno. </b>El anticipo de una futura reinserción en los mercados financieros globales eleva el precio de los bonos, reduciendo el riesgo país a su menor nivel desde 2005 y poniendo un techo a las brechas cambiarias (que podrían incluso bajar durante el año). <b>La transición hacia el próximo gobierno podría resultar más suave que lo esperado, </b>con una confianza del consumidor para el mediano plazo en su mayor nivel desde 2006.
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<b>El vaso medio vacío es, sin embargo, que no hay en la segunda gestión de Cristina muchos más logros económicos que el haber evitado la crisis autogenerada.</b> La actividad industrial mostró en 2014 niveles similares a los de 2010. Se produce la misma cantidad de acero que en 2005, la misma cantidad de autos que en 2006 y se refina la misma cantidad de petróleo que en 2007. Los despachos de cemento y la producción de petróleo fueron en 2014 menores a los del último año sin cepo y la faena bovina es hoy 17% más baja que la del año previo a la crisis del campo.
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<b>El estancamiento no se observa solo en la producción. </b>El empleo privado creció 0.5% por año desde mediados de 2011, menos de la mitad del crecimiento de la población y el salario real permanece estancado desde entonces (aun a pesar de la apreciación cambiaria). Las exportaciones e importaciones (netas de combustibles) están en los mismos niveles que 2008. La lista sigue y se extiende al conjunto de la economía. Son pocas las excepciones que escapan al estancamiento desde 2011, entre ellas la administración pública y el sector financiero.
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<b><a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2015/02/ranking-mundial-de-crecimiento-una.html">La comparación internacional</a>, eterno chivo expiatorio, tampoco es buena.</b> Tomando como referencia los 127 países de más de 3 millones de habitantes para los cuales hay datos, Argentina se ubica en la posición 117 en crecimiento acumulado entre 2011 y 2014. Si miramos solo 2014, la contracción de 2% nos ubica en un impactante puesto 124. Solo 3 países de la muestra crecieron menos que nosotros el año pasado. Libia (-20%), Ucrania (-6.5%) y Venezuela (-3%). Argentina creció, en 2014, menos que el 98% del planeta.
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<b>La combinación del vaso medio lleno y el vaso medio vacío nos llevará a un 2016 de grandes desafíos. </b>Escapar a la crisis recurrente cada una década es en sí una buena noticia, porque cada crisis genera daño irreversible. La herencia, sin embargo, requerirá talento para ser bien administrada. Lograr recuperar el crecimiento de la actividad, el empleo y los salarios, desarmar el cepo, bajar la inflación, estabilizar las cuentas públicas, desandar el atraso cambiario y tarifario y el déficit de infraestructura y volver sustentable el balance de pagos y de reservas son objetivos complejos y en algunos casos hasta contrapuestos, en particular con un mundo que desde hace tiempo ha dejado de dar buenas noticias y comienza a ser adverso.
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Quebrar media década de estancamiento y recuperar el sendero de desarrollo requiere más que solo buenas intenciones y un cambio de gestión. Aprovechemos los nueve meses que quedan para dar este debate.
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Déjenme exagerar, y decirles que el siguiente gráfico (tabla, en realidad) dice más no que 1.000 sino que al menos 5.000 palabras, y quizás me estoy quedando corto en unas 5 o 10 mil. No se deje engañar por lo antiestético que se ve y dedíquele 30 segundos de análisis. Tiene tela para cortar
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<span style="text-align: justify;"><b>Posición</b></span><b> de Argentina en el ranking mundial de crecimiento acumulado</b></div>
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<a href="http://3.bp.blogspot.com/-QjIcj7XOGQ8/VNO7Viw3geI/AAAAAAAAHog/-gdJVwoILZ8/s1600/ranking.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-QjIcj7XOGQ8/VNO7Viw3geI/AAAAAAAAHog/-gdJVwoILZ8/s1600/ranking.png" height="400" width="371" /></a></div>
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La tabla muestra, entre dos años cualesquiera, que posición ocupa Argentina en el ranking de crecimiento acumulado, sobre un total de 127 países de más de 3 millones de habitantes para los cuales hay datos (del FMI). La segunda tabla muestra lo mismo pero en porcentaje del total. Los datos que utilice para Argentina son INDEC hasta 2007, <a href="http://arklems.org/pbi/"><span id="goog_84175293"></span>Arklems desde entonces<span id="goog_84175294"></span></a>, -2% para 2014 y 0% como proyección de 2015. El dato de 2015 corresponde a las <a href="http://www.imf.org/external/data.htm">proyecciones de crecimiento de WEO del FMI</a>.
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<b>Ejemplo de lectura.</b> El dato de arriba a la izquierda 1998 (fila) 1999 (columna) dice que entre esos dos años Argentina ocupó el puesto número 121 (95%) de crecimiento entre 127 países. En 1999 el PBI argentino cayó 3.3%, 120 países crecieron más, 6 crecieron menos.
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<br /></div>
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Veamos la fila superior. Tomando como referencia el crecimiento acumulado entre el mejor año de la convertibilidad (1998) y 2014 Argentina ocupaba el puesto 100. Es decir, el 79% del mundo creció más que nosotros y el 21% complementario menos.</div>
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Toda <b>el área roja de arriba a la izquierda da cuenta de la magnitud de la crisis de la convertibilidad.</b> Yendo por la diagonal, entre 1999 y 2000 posición 116, entre 2000 y 2001, 126, entre 2001 y 2002 también 126.
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<br /></div>
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El área azul del medio muestra el periodo de tasas chinas del Duhalde + primer kichnerismo. <b>Entre 2002 y 2008 Argentina llegó al top 17, 2003 y 2008 puesto 21, entre 2006 y 2007 puesto 28.
</b></div>
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<br /></div>
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Otra forma de verlo es mirar verticalmente la columna de 2008. Si partimos desde 1998 el crecimiento acumulado nos rankea 105, si partimos de 2003, 21.
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<b>Noten como cambia abruptamente de color en la diagonal en el punto 2008-2009. </b>De ser uno de los países de mayor crecimiento en el lustro previo, Argentina para a ser uno de los países más golpeados por la crisis. Entre 2008 y 2009, 97 países crecieron más que Argentina, y tan sólo 29 menos. Ese rojo es la contracara de la fuerte recuperación 2010, cuando Argentina ocupó el puesto 10. La mejor posición de toda la tabla.
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<br /></div>
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<b>A partir de allí el país va perdiendo momentum. </b>Miren como lentamente los números van subiendo y el azul se vuelve más rojo a medida que nos movemos a la derecha y abajo, es decir, a medida que nos acercamos en el tiempo. La era de oro Kircherista comienza a deslucirse a medida que sumamos años y bajamos por la columna 2014
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<br /></div>
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Y así llegamos al segundo gobierno de Cristina. <b>El crecimiento acumulado de Argentina entre 2011 y 2014 nos ubica en el puesto 117 de 123. Si miramos solo 2014 caemos a un impactante 124. </b>Solo 3 países de la muestra crecieron menos que nosotros en 2014. Lybia (-20%), Ucrania (-6.5%) y Venezuela (-3%)….
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<br /></div>
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...como dirían los que quieren coordinarnos el pensamiento, tuvimos la mala suerte de crecer menos que el 98% del planeta, justo cuando la sociedad atravesaba con alegría el verano.
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(Versión levemente editada de la <a href="http://www.lanacion.com.ar/1761160-precios-cuidados-solo-sirvio-para-subestimar-los-precios">columna que el pasado 19 de enero fue publicada en La Nación</a>)</div>
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Con el lanzamiento del nuevo informe mensual, el IPCNu, el índice de precios que reemplazó al que solía subestimar Guillermo Moreno, cumplió su primer año de vida. El 23,9% de inflación oficial anual confirma las sospechas acumuladas durante el año y que a estas alturas resultan evidentes: el Indec continúa manipulando las estadísticas de inflación.
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<br /></div>
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Las mediciones privadas y públicas arrojan suficiente luz sobre la magnitud de esta subestimación: la estimación que hacemos en Elypsis arrojó para 2014 una inflación de 36,9%, y el IPC-Congreso, también basado en mediciones privadas, acumuló 38,5%. Entre las mediciones públicas, la ciudad de Buenos Aires midió una inflación de 37,8%. </div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-6p9cD6IyD6Q/VL5gzpBNmOI/AAAAAAAAHa0/yZj6k3ywBv0/s1600/inflacion%2Bcomparada.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-6p9cD6IyD6Q/VL5gzpBNmOI/AAAAAAAAHa0/yZj6k3ywBv0/s1600/inflacion%2Bcomparada.png" height="130" width="400" /></a></div>
<br />
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Lo interesante, sin embargo, está en los detalles. Según el Indec, por ejemplo, los alquileres habrían subido en el año un escueto 8%, frente al 29% reportado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires; las verduras, 11% (vs. 36% de CABA) y comer afuera sólo 12% (frente a 36% en la ciudad). (Puede<a href="https://www.dropbox.com/s/m78xkeds6ac4hkc/Series%20IPCNu.xlsx?dl=0"> descargar de acá las variaciones interanuales</a> del IPCNu, llamativamente e innecesariamente ausentes del informe oficial.)</div>
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Las mediciones del Indec parecen también haber sido inmunes al impacto inflacionario de la devaluación de comienzos de año. Mientras la ciudad reporta subas de 44% en equipos de audio, televisión, fotografía y computación o 50% en automóviles, el Indec anunció 16 y 23%, respectivamente. Habrá quien quiera explicar las diferencias por las distintas coberturas geográficas. Sin embargo, el índice de precios que estimamos en Elypsis, a partir de más de 300.000 precios publicados en sitios web de más de 100 páginas en todo el país, presenta un sesgo sistemático similar en una gran mayoría de los rubros relevados.
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Si bien no es sencillo identificar la fuente de la manipulación, un llamativo e imperceptible cambio metodológico del nuevo índice de precios invita a la sospecha. Mientras en el viejo IPC cada encuestador relevaba en cada supermercado el precio de los dos productos más vendidos de cada variedad, en el nuevo índice se releva sólo uno. ¿Por qué es esto importante? Porque así se incrementa la incidencia de los precios regulados sobre la medición oficial.
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El caso de las gaseosas sirve de buen ejemplo. El Indec reporta para 2014 una suba de 10% en este rubro (mientras la ciudad informó una suba de 35%). Esta suba es llamativamente cercana a la suba interanual de 6% de la botella de Coca- Cola de 1,5 litros incluida en el Programa Precios Cuidados, de $ 14 a $ 14,9 entre diciembre de 2013 y de 2014. Las otras presentaciones de la misma marca, en cambio, subieron mucho más: las botellas de 2,25 litros (común y light) aumentaron 34 y 32%, las de 600cm3 30 y 20%, respectivamente, y 15 y 13% las latitas. Incluso Pepsi, la principal competidora, subió en el periodo 23%.
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-nRF9yoocxD0/VL5kRndvuZI/AAAAAAAAHbI/Qm3-yrj-bVs/s1600/coca.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-nRF9yoocxD0/VL5kRndvuZI/AAAAAAAAHbI/Qm3-yrj-bVs/s1600/coca.png" height="286" width="400" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
El sesgo sería poco importante si fueran los Precios Cuidados representativos de otros precios en el mercado. Sin embargo, un análisis de los microdatos de nuestro relevamiento ofrece abrumadora evidencia en contra. Es decir, en contraste con lo sostenido por el Ministerio de Economía, los Precios Cuidados no han servido de referencia a otros precios.
</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Para muestra, algunos botones. El Mendicrim Cremoso de 300 gramos tiene hoy un precio cuidado de $ 19,3, con una suba interanual de sólo 0,1%. En contraste, la presentación de 460 gramos del mismo producto subió 40%, la versión light, 41,5% (pasando de ser más barata a más cara que el cremoso) y la versión "original", 41%. Mientras tanto, el Casancrem clásico de 300 gramos, principal competidor, subió 33%, y el Finlandia de 200 gramos, 44%. El mercado de quesos untables resultó inmune a los esfuerzos de la Secretaria de Comercio.
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-CjTdwKZvJcc/VL5jlHxJ1tI/AAAAAAAAHbA/0QgR5RpVBH8/s1600/Mendicrim%2BCuidado.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-CjTdwKZvJcc/VL5jlHxJ1tI/AAAAAAAAHbA/0QgR5RpVBH8/s1600/Mendicrim%2BCuidado.png" height="204" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Parecerán ejemplos aislados, pero esta evidencia anecdótica se multiplica por decenas con cada uno de los precios cuidados. El queso Port Salut de un kilo de La Serenísima subió solo 1% en el año, pero el light de la misma marca aumentó 53%. Los fósforos La Ranchera cuidados bajaron 25%, mientras Tres Patitos subía 20%. El pan lacteado cuidado marca Lactal de 390 gramos con rodajas finas subió 5% en un año, pero el de rodajas comunes subió 17% y la presentación de 630 gramos, 20%, mientras Bimbo subía 28% y Fargo, 22%.
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Kv3GEJfNgOc/VL5lAqqNR6I/AAAAAAAAHbY/RPORX27psYA/s1600/fosforos.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-Kv3GEJfNgOc/VL5lAqqNR6I/AAAAAAAAHbY/RPORX27psYA/s1600/fosforos.png" height="272" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Lamentablemente, a pesar del enorme despliegue publicitario, los precios cuidados no han actuado con el objetivo anunciado de ser un precio de referencia de productos similares. No puede decirse lo mismo, lamentablemente, del objetivo no anunciado de manipular las estadísticas oficiales.</div>
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<br />
<br />
<b>- ¿Qué inflación ve para enero?
</b><br />
<br />
Después de bajar en diciembre a 1,3%, que fue el menor registro mensual en un año y medio, vemos un rebote durante la primera quincena de enero que ubicaría la tasa nuevamente cerca de 2%, en línea con lo que viene sucediendo desde mayo de 2014. Es decir, a pesar de la fuerte recesión, el atraso cambiarlo y la moderación en la emisión, la medición mensual se mantiene incómodamente cerca de 2%. Si esta tasa se mantiene en el tiempo, se corresponde con una inflación interanual de 27%.
<br />
<br />
<b>- Ustedes prevén una desaceleración de la inflación interanual entre enero y abril, ¿qué impacto tendrá en las paritarias?
</b><br />
<br />
La medición interanual baja rápidamente al desaparecer la comparación con los meses de alta inflación de comienzo de 2014. Tras tocar picos de 42% a mitad de 2014, creemos que la tasa bajará de 37% en diciembre a 34% en enero y podría llegar a 28% en febrero. Esto no implica que la inflación en si misma baje porque la variación mensual está relativamente estable. Pero sí puede afectar la dinámica de las paritarias, donde las mediciones interanuales suelen ser mas importantes. Creemos que a diferencia de 2014, cuando los ajustes salariales perdieron entre 5% y 10% contra la inflación, en 2015 puede haber una leve composición del salario.
<br />
<br />
<b>- ¿Qué incidencia tiene Precios Cuidados sobre la inflación?
</b><br />
<br />
Muy baja, lo cual no sorprende porque sus propios objetivos son muy modestos pese al enorme gasto en publicidad. A diferencia del congelamiento de tres meses que implementó Guillermo Moreno en 2013, cuando la desaceleración de los precios en supermercados había sido abrupta, aunque transitoria, esta vez no encontramos en los microdatos ningún contagio entre los Precios Cuidados y precios de productos similares que siguen el ritmo de la inflación general.
<br />
<br />
Va un ejemplo, mientras la botella de Coca Cola de 1 1/2 lts que se incluye en el plan precios cuidados subió 6% entre diciembre de 2013 y de 2014 al pasar de $14 a $14,9, los otros envases de Coca Cola subieron mucho más: 34% y 32% las botellas de 2 1/4 lts (común y light), 30% y 20% las de 600cm3 respectivamente y 15% y 13% las latitas. Incluso Pepsi subió en el periodo un 23%.
<br />
<br />
<b>- ¿La caída del precio del petróleo aliviará la tensión sobre los precios?
</b><br />
<br />
La baja en los combustibles puede contribuir a aliviar la tensión inflacionaria pero su impacto es menor. El gasto en combustible representa aproximadamente un 5% de la canasta de consumo, por lo cual una caída de 7% en su precio reduce el índice general de precios en tan solo 0,3%. Si bien pueden existir efectos indirectos, creo que su impacto es secundario y no cambia la dinámica general.
<br />
<br />
<b>- ¿La caída de la inflación puede ayudar a recuperar la economía?
</b><br />
<br />
Sí, en particular al contribuir a la recuperación de la capacidad de compra del salario que resultó fuertemente afectado en 2014. De todas maneras, vale aclarar que aunque la medición interanual esta bajando, nuestras mediciones mensuales no muestran bajas significativas y se encuentran relativamente estables desde mediados de 2014.<div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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<br />
<br />
Me deje someter. Eran muchos. Me rodeo un grupito que desde sus iphones me puteaba por twitter. “Está bien” les dije “uno por día”.
<br />
<br />
Me prohibieron usar Excel. “Microsoft es parte del complot desestabilizador del blue”. O Podía sumarme a la revolución, y bajarlo de piratebay
<br />
<br />
Entregue informes tranquilo durante semanas, hasta que un día vinieron a verme de nuevo. “quieren hablar con vos”
<br />
<br />
Me acompañaron en un coche oficial. “Estos siguen diciendo q hay sequía” me dijeron, mostrándome un diario opositor. En el cielo ni una nube
<br />
<br />
Llegue al despacho. Me esperaba sentado en una silla giratoria, escuchando tranquilo música con los ojos cerrados
<br />
<br />
Me recibió muy cordial, quitándose los auriculares e invitándome a sentarme. Desde los audífonos pude escuchar el sonido de su propia voz.
<br />
<br />
En el escritorio tenía una enorme pila de informes como los míos. Se ve que yo tenía acomodo, porque el resto tenía márgenes más chicos.
<br />
<br />
Mientras me describía la conspiración en curso, un asistente entró x una puerta lateral. “llevalos” le dijo, señalando los informes
<br />
<br />
“Allá es donde trabajamos para terminar con esta sequía” me dijo sacando pecho orgulloso, señalando la puerta lateral “Veni, mirá”.
<br />
<br />
Tras la puerta, había un enorme parque con una fastuosa fogata de varios metros rodeada de asistentes que, prolijos, la alimentaban con los informes.
<br />
<br />
“Tenemos todo perfectamente estudiado” me explicaba “calculamos que con tres turnos de ocho horas durante un mes, debería volver a llover”
<br />
<br />
“La Ley de abastecimiento nos provee de todo el combustible que necesitamos” detallaba a los gritos, porque los cánticos ensordecían.
<br />
<br />
Desperté gritando, todo transpirado, No puedo borrar la imagen y los gritos “TODO ESTUDIADO, TODO ESTUDIADO, TODO ESTUDIADO”.
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Kiciloff y Capitanich vuelven a la carga con unos de sus latiguillos monetarios favoritos: “la emisión no genera inflación”. Podrán quizás por repetición convencer a algún desprevenido, pero permítanme construir en este post un puente de dialogo que homogenice el lenguaje y explicite porque creo que están totalmente equivocados.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>El error involuntario
</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El punto de partida es el contraejemplo al que suele recurrir el Ministro. Según Kiciloff, la experiencia en Estados Unidos, donde desde 2008 la base monetaria creció 370% sin consecuencias inflacionarias visibles, parecería ser la demostración perfecta de que emitir no genera inflación.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Comete Kiciloff, sin embargo, el enorme error - diría “de principiante” si no supiera que no es ningún principiante - de llamar “base monetaria” al “dinero”. La base monetaria es, en particular en el mundo desarrollado, una parte muy pequeña de lo que se suele llamarse dinero. La diferencia entre “base monetaria” y “dinero” se explica por el rol del sistema financiero, a través de un mecanismo que, aunque simple, es menos intuitivo de lo que parece.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Imagine que recibe un peso recién salido de Ciccone (base monetaria) y lo deposita en el banco. Ese depósito tiene todas las características que suele pedírsele al dinero. Es líquido, puede usarse para pagar cosas y como reserva de valor. Sin embargo, ese peso no se queda dormido en las bóvedas del banco, sino que se presta a un tercero. Al prestarlo, se crea un depósito para el prestatario por valor de un peso. Es decir, se acaba de crear dinero. Donde antes había una persona con un peso depositado, ahora hay dos. Ese nuevo depósito (tras separar un “encaje obligatorio” que el banco tiene que guardar en el Banco Central) podrá convertirse en un nuevo crédito, luego en un crédito, luego en un depósito, etc. <b>El Banco acaba de multiplicar un peso de emisión en mucho más dinero.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ese mecanismo es tan potente que explica la mayor parte del dinero global. Tomando el caso de Estados Unidos, antes de la crisis <b>cada dólar de emisión se multiplicaba hasta nueve veces </b>o, lo que es lo mismo, solo el 10% del dinero era base monetaria.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-FVBNcFE7R7Y/VAXpb9YJTVI/AAAAAAAACOY/C7YjY71Hd-0/s1600/m2%2Busa.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-FVBNcFE7R7Y/VAXpb9YJTVI/AAAAAAAACOY/C7YjY71Hd-0/s1600/m2%2Busa.png" height="303" width="400" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El punto que Axel olvida mencionar en su ejemplo de EE.UU. es que, durante la crisis, el multiplicador bancario cayó estrepitosamente. Los bancos, en vez de represtar los depósitos, los guardaban en sus bóvedas. Los números impresionan. Si antes el Sistema Bancario multiplicaba la base por nueve, hoy lo multiplica por tres. Por esa razón, <b>la gigantesca emisión en los sucesivos “Quantitative Easings”, que incrementó la base en 370% solo se transformó en una suba de 47% del dinero.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>La ley de gravedad
</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien, aclarado este involuntario error del Ministro, volvamos al principio. <b>La suba en la cantidad de dinero ¿Genera inflación? </b>Apelaré a una inspiradísima analogía con la física. La relación entre precios y dinero es como la ley de gravedad.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En primer lugar,</b> es una relación absolutamente comprobada en términos empíricos, en muchos países en muchos periodos históricos. Remito sobre este <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2012/11/lo-esencial-es-bien-visible-los-ojos.html">punto a estos</a> <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2012/11/lo-esencial-es-bien-visible-los-ojos_19.html">posts</a> y sus comentarios. Quien afirme que no hay relación entre precios y dinero es porque, simplemente, nunca vio series de precios y dinero.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En segundo lugar,</b> es una relación débil. Usted está siendo atraído por la pantalla que muestra este texto y este texto a su vez siente su atracción, pero sus masas son tan pequeñas que la atracción es imperceptible* (si usted está excedido de peso como este servidor, tome la afirmación anterior como un halago). Ahora bien, cuando la masa crece la atracción se vuelve más fuerte y comienza a dominar frente a otras fuerzas.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso, la relación entre precios y dineros, como la gravedad, se percibe recién a partir de ciertas variaciones de precio y dinero. La evidencia empírica muestra que, cuando inflación y dinero se mueven en el rango de un dígito, las variables no están correlacionadas. Sin embargo, a medida que ambas suben (por ejemplo, al rango en el que se mueven en argentina) y los plazos se vuelven más largos, la relación se vuelve indisimulable. Precios y dinero se mueven juntos**.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Vean, por ejemplo, como difiere la relación entre ambas variables entre Alemania o Estados Unidos (donde no se ve nada) y Chile o Venezuela (donde aparece con el tiempo una relación positiva). <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2012/11/lo-esencial-es-bien-visible-los-ojos_19.html">Para mas ejemplos haga click acá</a>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<a href="http://imageshack.us/a/img705/3387/dineroypreciosalemania.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://imageshack.us/a/img705/3387/dineroypreciosalemania.gif" height="294" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://imageshack.us/a/img217/7352/dineroypreciosestadosun.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://imageshack.us/a/img217/7352/dineroypreciosestadosun.gif" height="294" width="320" /></a></div>
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<a href="http://imageshack.us/a/img59/227/dineroyprecioschile.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://imageshack.us/a/img59/227/dineroyprecioschile.gif" height="294" width="320" /></a></div>
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<a href="http://imageshack.us/a/img801/4417/dineroypreciosvenezuela.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://imageshack.us/a/img801/4417/dineroypreciosvenezuela.gif" height="293" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En tercer lugar,</b> no se entiende bien cómo funciona y cuáles son los mecanismos que hacen subir los precios. <b>Al igual que la gravedad, se sabe que ambas variables se comportan parecido, pero no se sabe por qué.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por ello surge <b>una cuarta relación</b>, la más escabrosa y donde los consensos son menores. Como con la ley de gravedad, la relación entre precios y dinero es bidireccional. Al igual que el sol atrae a la tierra mientras la tierra atrae al sol, <b>la mayor cantidad de dinero hace subir los precios pero también mayores precios empujan la creación de dinero</b>.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si no entiendo mal (y ruego que alguien me aclare si estoy equivocado) es este último mecanismo que ve causalidad de precios a dinero el bagaje teórico en el que se basan las afirmaciones del Ministro.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Ahora bien creo que esta afirmación, basada en una <a href="https://www.dropbox.com/s/flrn6z7dm6x1lhe/Arestis%20y%20Sawyer%20Eds.%20%282006%29%20-%20A%20Handbook%20of%20Alternative%20Monetary%20Economics.pdf?dl=0">extensa literatura post-keynesiana</a>, son completamente erradas para explicar la coyuntura de Argentina 2014.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>El huevo o la gallina
</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para explicar por qué déjenme indagar sobre los mecanismos de creación y destrucción de dinero, qué creen los postkeynesianos, y porque creo que no aplica para Argentina.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hay básicamente dos mecanismos de creación (y destrucción) de dinero. Los vinculados al comportamiento del sector privado y aquellos que dependen del Banco Central. El primero lo explique antes. El sector privado crea dinero con sus decisiones de crédito y depósitos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien, múltiples decisiones del Banco Central puede contribuir a crear dinero. <b>En primer lugar, </b>está el asociado a economías con tipo de cambio administrado y movilidad de capitales. Imaginen que hubiera un boom de confianza que induce entrada de dólares. Si el Central quisiera evitar (como hizo durante gran parte de la última década) que el dólar se aprecie, debe comprar esos dólares. Esa compra se realiza con pesos recién emitidos, que se convierten en un depósito, luego en un crédito, en un depósito y así.<b> En este contexto, la cantidad de dinero en la economía es un residuo de lo que pase con la entrada y salida de dólares.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Noten que esto no quiere decir que el Banco Central no influya sobre la cantidad de dinero, sino que esta está subordinada al objetivo de mantener el tipo de cambio.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En segundo lugar está la creación de dinero “acomodaticia”</b>, que surge de subordinar la cantidad de dinero a un objetivo de tasa de interés. Imaginen que por alguna razón sube la demanda de crédito (por ejemplo, porque hay inflación y las firmas necesitas crédito para pagar sueldos o insumos). Eso genera presión sobre la liquidez de los bancos y sobre la tasa de interés (al alza) que puede ser no deseada por el Banco Central, que responderá expandiendo la base monetaria con pases, redescuentos o no renovando Lebacs.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Este es el mecanismo predilecto del poskeynesianismo. La suba no parte de una decisión autónoma del Banco Central sino que es consecuencia de la mayor demanda de crédito, a su vez causada por la mayor inflación.<b> Es decir, la causalidad, mediada por la respuesta del Central, es desde precios a dinero.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Noten que en estos casos la expansión de la cantidad de dinero no es endógena (es decir, no responde sólo al comportamientos privado) sino pasiva. Surge de la decisión del Banco Central de fijar el tipo de cambio en el primer caso y la tasa de interés en el segundo. Es decir, la causalidad de precios a dinero es una decisión de política económica.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>La cantidad de dinero que emite el central puede estar subordinada a un tercer factor:</b> La necesidad de financiar el tesoro. El mecanismo es simple. El Central transfiere base al Banco Nación que a su vez crea un depósito a nombre del gobierno. A partir de allí operará el multiplicador bancario. El Banco Nación podrá prestar creando nuevos depósitos, luego nuevos créditos, y así. De no mediar algún efecto que neutralice esta expansión, habremos tenido un incremento del dinero explicado por la forma de financiar la política fiscal.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El postkeynesianismo, que considera que no puede existir tal cosa como un “exceso de oferta de dinero” reconoce este fenómeno, pero tiene una respuesta llamativa para neutralizar su efecto. Según esta escuela monetaria (y tengo citas textuales si hiciera falta), si este dinero no es deseado (si supera la demanda de dinero) un mecanismo automático llamado “Reflux Principle” se encargará de destruirlo.<b> El argumento es que alguien con depósitos que no quiere usará ese dinero para repagar deuda,</b> lo cual da inicio a un multiplicador bancario a la inversa. Una “equivalencia ricardiana” aplicada a la política monetaria.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Noten que si el “reflux principle” no funciona entonces ese dinero, en vez de bajar un pasivo, puede ser cambiado por otros activos (bienes, servicios o dólares), todos ellos canales que generan expansión de la actividad y/o inflación.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><u>En sintesis
</u></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Doy ahora el paso final de juntar todo lo anterior para justificar porque creo que Axel y Capitanich están equivocados.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El primer punto</b> es que hay una cuestión semántica. Entiendo que se llame “endógena” a aquella parte de la causalidad precios dinero que depende exclusivamente del comportamiento de los privados. En cambio, me hace ruido cuando esa causalidad esta intermediada por una decisión administrativa. Subordinar la cantidad de dinero al tipo de cambio o a la tasa de interés es una decisión de política económica y no una característica intrínseca de la relación entre precios y dinero. Ahora bien, ¿Habría inflación si el Central no respondiera pasivamente? Entiendo que la respuesta es no.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A eso se le suma que, aun si aceptáramos el rol monetario pasivo subordinado a un objetivo de tasas, estamos hablando de un Banco Central que durante años ha mantenido sistemáticamente las tasas reales en terreno negativas, lo cual refuerza la idea de que no hay nada “natural” en la expansión pasiva del dinero en Argentina.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>El segundo punto </b>es que, a diferencia de gran parte del mundo desarrollado (sobre quienes escriben los autores más destacados del posteynesianismo,) en Argentina el gobierno juega un rol mucho más relevante en el proceso de creación del dinero. El sistema bancario local, y el multiplicador bancario del dinero, es uno de los más chicos del mundo. La relación entre dinero y PBI en Argentina es solo mayor a la de Chad, Republica Dominicana, Botswana, Tajikistan y Guinea Ecuatorial (para una lista detallada haga <a href="http://4.bp.blogspot.com/-76AG5N6CNLQ/VAXorYgipvI/AAAAAAAACOQ/kF-INYSqi5k/s1600/m2%2Bpbi.png">click acá</a>).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A modo de ejemplo, mientras en Argentina $1 de base monetaria se transforma, a través del sistema bancario, en $ 2.3 de dinero, en Brasil se transforma en $7.8, en Mexico $6.3, $12 en Korea y en Australia $21.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-WNb17WqMMQA/VAXomoKR3cI/AAAAAAAACOI/XBnCHy9GQDM/s1600/m2pbi.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-WNb17WqMMQA/VAXomoKR3cI/AAAAAAAACOI/XBnCHy9GQDM/s1600/m2pbi.png" height="280" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además, el sector público interviene directamente sobre el comportamiento bancario a través de múltiples mecanismos. Las líneas de créditos dirigidas crean dinero, el cepo cambiario crea miles de millones de depósitos que no existirían sin él y los bancos públicos manejan el 39% del crédito y tienen el 46% de los depósitos. <b>Es decir, el gobierno tiene una capacidad de administrar la oferta de dinero que no existe en el resto del mundo.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En tercer lugar, </b>la subordinación de la política monetaria a la política fiscal es enorme, en especial desde la reforma de la Carta Orgánica. Este año el Central girará al tesoro, en concepto de utilidades y de adelantos transitorios una cifra que llegaría al 40% de la base monetaria, cifra a la cual hay que sumarle la compra de dólares que el Central luego le gira al tesoro para el pago de deuda (que acumuló la friolera de USD 32 mil millones desde 2009).
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>No hay “reflux principle” posible que pueda esterilizar esa cantidad de dinero,</b> más aún si se tiene en cuenta que, en un contexto de tasas en pesos muy desarbitradas con los retornos en dólares, el sector privado no tiene incentivos a repagar créditos en tanto deber pesos es un gran negocio.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Paradójicamente, <a href="http://bib03.caspur.it/ojspadis/index.php/PSLQuarterlyReview/article/download/11702/11557">ni siquiera Julio Olivera</a>, uno de los grandes exponentes del estructuralismo latinamericano y del dinero pasivo niega la relación que existe entre financiamiento del gasto público con emisión y expansión del dinero. Olivera analiza la bidireccionalidad que existe entre precios y dinero mediada por el resultado fiscal. De acuerdo a lo que luego se conocería como el efecto “Olivera-Tanzi”, la inflación deteriora el resultado fiscal (porque el gasto sube más que los ingresos) que luego, al ser financiado con emisión, sube la inflación. Entonces precios, mediado por la política fiscal, va a dinero y dinero a precios.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Es decir, y a modo de síntesis, personalmente no tengo ningún cuestionamiento a la idea de dinero endógeno (concepto que, vale la aclaración, no tiene en sí mismo nada de heterodoxo) y la causalidad preciosdinero. Pero creo que, dada la magnitud de los shocks de oferta de dinero y la ausencia de mecanismos automáticos de esterilización, no puede ser utilizado para entender la coyuntura Argentina y mucho menos para liberar de responsabilidades a las autoridades económicas sobre la dinámica inflacionaria que vive el país.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Atte
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luciano
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
*En realidad los cuerpos no se atraen sino que se curva el tiempo-espacio alrededor de ellos, pero déjenme mantener la analogía simple, porque no sé cómo aplicar la curvatura del espacio a la teoría monetaria)
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
** Aunque no necesariamente con una relación unitaria, como afirmaba la vieja máxima monetarista
</div>
<div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
<div id="statcounter_image" style="display:inline;"><a class="statcounter" href="http://www.statcounter.com/"><img src="http://c41.statcounter.com/3785010/0/4640933f/1/" alt="javascript hit counter" style="border:none;"/></a></div></div>Lucianohttp://www.blogger.com/profile/08823876968379480786noreply@blogger.com43tag:blogger.com,1999:blog-34228170.post-31534679198113778202014-08-02T16:20:00.002-03:002014-08-02T16:37:29.591-03:00Alquimias desendeudadoras.<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En <a href="http://linkis.com/eleconomista.com.ar/3tckW">este artículo de <i>El Economista</i></a>,
y siguiendo una discusión que tuviéramos por Twitter, <a href="https://twitter.com/martintetaz">Martin Tetaz </a>defiende su tesis de que Cristina Kirchner habría, durante su gobierno,
incrementado la deuda pública, en contraposición con el relato oficial que afirma lo
contrario. <b>El artículo tiene a mí
entender un único inconveniente: está totalmente equivocado</b>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esto es así por una combinación
de confusiones semánticas y económicas, de distinta importancia. Vamos
a los números, y veamos cuando dependen sus conclusiones de estos errores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Martin afirma que <span style="color: #999999;">“Néstor Kirchner asumió con un stock de deuda pública
(…) de U$S 152.587 millones y entregó el sillón de Rivadavia a Cristina
Fernández de Kirchner, con U$S 144.728 millones (…). La actual Presidenta acumula
al 31/9/2013 (…), U$S 201.009 millones”.</span> Estos números salen de la <o:p></o:p></i>Subsecretaria de Financiamiento (<a href="http://www.mecon.gob.ar/finanzas/sfinan/?page_id=37">http://www.mecon.gob.ar/finanzas/sfinan/?page_id=37</a>).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Esta comparación tiene muchos inconvenientes. Para comenzar, ambos puntos en el tiempo deben ser comparables, </b>razón por la cual hay que ajustar los números propuestos. <b>En primer lugar</b>, ninguna incluye la deuda no presentada al canje (DNPC). Sin embargo, entre ambos
periodos estuvo el canje de 2010, con lo cual parte de la suba de 2013 se
explica simplemente porque se documenta como deuda algo que antes no se documentaba.
Sumando la DNPC, los USD 144mm de 2007 y USD 201mm de 2013 pasan a ser USD 173mm y USD 212 respectivamente. Es decir, la diferencia pasa de USD 56mm a USD 39mm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>En segundo lugar, </b>entre ambos periodos el gobierno pagó unos USD
9mm por los cupones PBI. El cupón no se registra en los stocks de deuda porque es una deuda contingente. No sabemos ex ante cuánto y cuando
se va a pagar. Sin embargo, si lo sabemos ex post. El gobierno pagó entre 2007
y 2013 unos USD 9mm que no figuraba en lo reportado por la Subsecretaria.
Ajustando por este factor, la diferencia pasaría de USD 39mm a USD 30mm.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es decir, dos ajustes elementales
reducen en más de la mitad el 39% de suba nominal de deuda que Martin reporta
en su nota, que pasa en cambio a ser de 16%. </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esta suba nominal esta incluso
por debajo de la - inexplicable - medida de capacidad de pago que usa Martin para comparar contra su 39%: </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><span style="color: #999999;">“</span></i></span><span style="background: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><span style="color: #999999;">¿Subió la
capacidad de pago de nuestro país 38,8% en el ínterin? La respuesta es que no.
El PIB real, según los propios datos del Indec, aumentó 27% entre 2007 y 2013”</span></i>. </span><span style="background-color: white; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No veo el sentido de usar el crecimiento del PBI a precios constantes como
medida de la capacidad de pago, pero sigo de largo, así no nos
distraemos con críticas de segundo orden.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Martin tiene un
punto valido en su columna, al mencionar <b>el rol que el
tipo de cambio juega en las mediciones de deuda</b>. La apreciación cambiaría, al
incrementar la valuación del PBI en dólares<b>, </b>reduce el ratio Deuda / PBI, lo cual puede distorsionar las
interpretaciones. Como bien menciona Martin, el PBI en dólares creció 85%
entre 2007 y 2013, desde USD 330mm a USD 610mm, parte explicada por el
crecimiento real, pero mayormente por la apreciación cambiaria (el peso casi
duplicó su valor real durante el periodo). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Alrededor de este cuestionamiento se
abren muchísimos interrogantes, en particular aquellos relacionados a la forma
de resolver esta distorsión. Sin embargo, por simplicidad,
ignoremos el debate alrededor del ratio deuda / PBI y mantengamos el análisis nominal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Un fenómeno complementario a este que
menciona Martin, y que actúa en el sentido contrario, es que la apreciación
cambiaria, de la misma forma que reduce el ratio deuda / PBI, <b>eleva el valor en dólares de la deuda pública
por su impacto sobre la valuación de la deuda en pesos</b>. Por ello, y
considerando que cerca del 40% de los USD 201mm eran deuda en pesos (o CER), si
el tipo de cambio real de 2013 hubiera sido el de 2007 (es decir, si el año
pasado hubiéramos tenido un dólar cercano a los ARS 10)
entonces la deuda reportada por el Mecon hubiera sido de USD 170mm, o sea USD
31 mm menos*.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es decir que si consideramos la sugerencia del propio Tetaz y ajustamos
por el efecto valuación por la apreciación cambiaria, junto a los dos
factores mencionados previamente, la diferencia entre la deuda nominal de 2007
y 2013 desaparece.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ahora bien, la conclusión previa
no considera la que creo es la confusión más importante en los números que
presenta Martin: <b>incluye como deuda
obligaciones que el Estado tiene consigo mismo (</b>Ver sobre el tema este <a href="http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-577.pdf">interesante
documento del BID</a>)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aunque toma muchas formas (el
tesoro colocó letras en Lotería Nacional, en diversos fondos fiduciarios, en el
PAMI o en el Banco Nación) los dos organismos públicos con los que el Tesoro
tiene más obligaciones son con el Banco Central (a partir de los
Adelantos Transitorios y las Letras Instransferibles) y el Fondo de Garantía de
Sustentabilidad (que tiene en su activo varios miles de millones de bonos del
tesoro).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esta deuda intra Estado asciende a la friolera de USD 87mm (vs USD 16mm en 2007), es decir, el 43% de la deuda reportada en
el informe. En el ínterin, el gobierno se apropió
de activos previsionales, pago deuda con dólares que el Banco Central tenía en
su activo (dejándoles un papel de regalo) y reformo la carta orgánica
duplicando el acceso disponible a Adelantos Transitorios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin embargo, Martin insiste en
que el ejercicio de netear estas tenencias cruzadas (que
se conocen como “cross-holdings”) está mal y que la deuda pública debe
incluirlas porque el informe de la Subsecretaria se llama de “Deuda Publica” (No miento, <a href="https://twitter.com/martintetaz/status/495566451408142336">argumenta que la definición de deuda publica es esa y no otra porque eso dice el informe del gobierno</a>). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Apela además a un
argumento adicional, medio rebuscado, que aparece bajo el apartado “El financiamiento” en su nota. Lamentablemente, sin
darse cuenta, la columna de Martin presenta una inconsistencia lógica en la que
un argumento que quiere usar para defender una afirmación termina implicando
exactamente lo contrario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Martin hace un esfuerzo para convencernos de que la
emisión de pesos del Banco Central es deuda pública. Ahora bien, asumamos que
tiene razón (finalmente es una cuestión semántica). Noten la inconsistencia. Martín considera que la base monetaria,
que es un pasivo del Banco Central, es deuda pública. Es decir, que la definición
de deuda pública es más amplia que la deuda del tesoro. Uno derivaría de aquí
que Martin cree que el ejercicio correcto al calcular la deuda es consolidar al
tesoro con el Central y sin embargo no, lo usa para argumentar exactamente lo
contrario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>“</i><i><span style="background: white; color: #333333;">Por todas estas razones, lo
correcto para evaluar el desendeudamiento es considerar toda la deuda pública,
sin perjuicio de que parte de la misma sea con la Anses o el BCRA.</span>”<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es decir, que como la base
monetaria es deuda, no hay que consolidar tesoro con ANSES y BCRA. Enorme salto
de fe que no entiendo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">(sobre el tema de qué es y qué no es deuda, recomiendo fervientemente el curso de Dinero, Créditos
y Bancos que Mehrling tiene gratuito en coursera (<a href="https://www.coursera.org/course/money">https://www.coursera.org/course/money</a>). Spoiler: no todo lo que parece dinero es igual. El
dinero es dinero, y la deuda es una promesa de pagar dinero)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>En conclusión: si juntamos todo
lo anterior (deuda no ingresada al canje, cupon pbi, efecto valuación* y neteo
de cross holdings) lo que se obtiene es que la deuda nominal cayó, entre 2007 y
2013 USD 69mm, o casi 40%.<o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quienes alguna vez me han leído sabrán
que no tengo ningún tapujo en cuestionar al gobierno cuando corresponde. La
honestidad intelectual requiere, sin embargo, no criticar donde no corresponde y
el desendeudamiento durante las dos gestiones de Cristina Kirchner es uno de
esos casos. <b>Cristina desendeudo, mire desde donde se lo miré.</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Atte<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Luciano<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">PD: Deje fuera del post, por
simplicidad, otros ejercicios como ajustar por LEBACS neto de reservas (que
reduce la caída en unos USD 5.000), la incorporación de la deuda generada este
año (unos USD 10.000 entre Ciadi, Repsol y punitorios del Club de Paris) o el cambio de deuda de Anses con jubilados por juicios de reajuste de haberes (que no se cuanto es, pero intuyo que habrá bajado respecto a 2013)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">*El efecto valuación sobre la
deuda neta de crossholdings no es USD 31mm sino USD 14mm<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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(Con la colaboración de Agustin Zilloni)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sigamos con la saga de los Precios Cuidados. <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2014/06/coca-blue.html">La semana pasada les comenté</a> el caso de las gaseosas cola, en el que el intento de marcar un precio de referencia por debajo del precio de mercado dio origen a cambios en los precios relativos entre el Precio Cuidado y otras presentaciones de la misma marca, de otras marcas y del mismo producto en lugares no regulados.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Permítanme contarles un caso distinto. Una de las apuestas más fuertes del gobierno en el programa de Precios Cuidados fue el mercado de aceites. Hay 19 precios cuidados de aceites de girasol y mezcla, es decir, el 6.3% del total de 309 para un bien que representa el 0.26% de la canasta de consumo reportada por el nuevo Índice de Precios al consumidor. Hay precios cuidados para las cinco marcas líderes del mercado (Cañuelas, Cocinero, Costa del Sol y Legítimo y Natura) para los dos presentaciones dominantes (900ml y 1500ml).
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para poner una referencia, nuestra base de datos cuenta con observaciones para 260 aceites de girasol (excluyo del análisis al aceite mezcla), combinando distintas presentaciones y fuentes, con un total de 26 marcas comerciales. Las marcas con precios cuidados representan el 70% de estas observaciones. Al ser un bien relativamente homogéneo (la diferenciación más destacable es la de aceites de “alto rendimiento”) puede afirmarse que <b>los precios fijados por el gobierno cubren prácticamente todo el mercado de aceite de girasol.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Veamos que nos dicen los datos (click para agrandar).
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>A diferencia del mercado de gaseosas cola, en el mercado de aceites de girasol los precios no cuidados</b> (es decir, en aquellas fuentes en las que no identificamos la existencia de precios cuidados) <b>si se comportan como los cuidados.</b> La evolución comparada para las dos presentaciones más relevantes se presenta en el siguiente gráfico. Noten como, salvando diferencias de algunas semanas, la evolución de ambas series es indistinguible.
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-1IikFbveDi0/U5XGRsPdiNI/AAAAAAAACA8/h_obQxbRN1A/s1600/Aceites+de+Girasol.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-1IikFbveDi0/U5XGRsPdiNI/AAAAAAAACA8/h_obQxbRN1A/s1600/Aceites+de+Girasol.png" height="120" width="400" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es decir, <b>el Plan de Precios Cuidados parece haber sido exitoso en su objetivo de fijar un precio de referencia del aceite de girasol
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, presten atención a las escalas. En el caso de la coca cola, el Precio Cuidado (<a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2014/06/coca-blue.html">como mencionaba acá</a>) había convalidado un incremento interanual de 22%. En esta oportunidad, en cambio, el aceite de girasol registra una suba interanual de 55% en su presentación de 900ml y de 59% en la de 1500ml, ambas cifras muy superiores al 39% de inflación durante el mismo periodo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si tuviera que arriesgar una explicación al éxito del precio cuidado en este caso - éxito en el sentido de fijar un precio de referencia, no de detener su suba – diría que es porque<b> está coordinando el precio del aceite por arriba del precio del mercado.</b> Aunque nuevamente la evidencia es escasa, mi impresión es que en este caso <b>el gobierno podría estar evitando la competencia, a partir de la cual el precio sería menor.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No pretendo ser concluyente porque desconozco los detalles del mercado de aceite de girasol. Sin embargo, tengase en cuenta, por ejemplo, que en el mismo periodo, el precio en pesos del girasol refinado exportado creció 34% (57% de suba por la devaluación y 15% de caída en dólares)
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si esto es así debería ir apareciendo en la data la siguiente regularidad en los distintos mercados: Casos “exitosos” de PPCC como en el mercado de girasol, con subas bien por arriba de la inflación, casos fallidos (como el de la coca) donde el gobierno fija precios bajos. Veremos, veremos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Atte
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luciano</div>
<div class="blogger-post-footer"><a href="http://www.statcounter.com/" target="_blank"><img src="http://c40.statcounter.com/3522334/0/849b4bf9/1/" alt="free hit counter script" border="0"/></a>
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(Escrito en colaboración con Agustin Zilloni)
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://www.prensa.argentina.ar/2014/06/02/50398-costa-la-politica-macro-impacto-en-la-baja-de-los-precios.php">Dice el Secretario de comercio interior</a>: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Periodista:</b> ¿En qué medida el comportamiento de la inflación –en los últimos meses en baja tanto para el Indec como para los privados– está impactado por Precios Cuidados?
</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><b>Costa:</b> {……] el plan tiene un efecto importante porque logró establecer valores de referencia. Y, además, generó impacto en los productos que están fuera del listado de los acordados. Quiero decir, si bien existe una brecha entre esos precios, esa brecha no ha crecido, con lo cual quedó en claro que Precios Cuidados limitó además las subas en el conjunto de los productos.
</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El secretario es bien explícito en describir el canal de transmisión. Los precios cuidados (PPCC) serían un precio de referencia exitoso a partir del cual gravitarían otros productos similares. Quieto aquel se aquietarían ellos. Permítanme, para ponerle algunos números al debate, mostrarles qué dicen los microdatos de nuestra base de datos de precios sobre el caso particular de gaseosa cola. Romperé aquí mi veto de no nombrar marcas, y llamaré Coca a la gaseosa más vendida y Pepsi a la segunda.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El siguiente gráfico muestra el precio de distintas presentaciones de Coca en una fuente en la que identificamos la presencia de PPCC. En este caso, el PC es la presentación de litro y medio (la línea celeste). Como se ve, la Coca común (O “normal”, como le dicen quienes no saben que se dice Coca “Comun” y no Coca “Normal”) de 1 ½ litro pasó de $ 10.83 hace un año a $ 13.25 ahora (22%), tras haber atravesado un pico de $ 14.03 en diciembre.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-I6qJBBCwULY/U43vYW9Jt3I/AAAAAAAAB_M/blp-5iYDsUo/s1600/Grafico+1.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-I6qJBBCwULY/U43vYW9Jt3I/AAAAAAAAB_M/blp-5iYDsUo/s1600/Grafico+1.png" height="287" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>¿Sirvió este Precio Cuidado de referencia para otras presentaciones de la misma marca, como insinúa el Secretario? </b> La respuesta parecería ser que no. Ninguna de las otras presentaciones refleja la baja de precios análoga a la que la coca de 1 ½ tuvo en enero. Así, la coca la light de 1 ½ registra una variación interanual de 27.6%, la común de 2 ¼ 38% y la light grande 41%.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El siguiente gráfico presenta la misma información de otra manera. ¿Cuánto vale la coca común de 1 ½ respecto a las otras presentaciones? Como se ve, la estabilidad en los precios relativos que existía en 2013 no solo desapareció sino que la brecha se amplia. En julio de 2013 (luego del congelamiento de moreno) una coca común compraba 92% de una coca light, 90% de una común de 2 ¼ y 80% de una light de 2 1/4. Hoy compra 89%, 75% y 70%. Los precios cuidados no solo no parecen estar actuando como referencia, sino que la diferencia entre los precios cuidados y los no ciudados se está ampliando.
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-O0egYjbSWo8/U432coC36WI/AAAAAAAACAE/e_InbVD6t20/s1600/Grafico+2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-O0egYjbSWo8/U432coC36WI/AAAAAAAACAE/e_InbVD6t20/s1600/Grafico+2.png" height="286" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien, quizás la comparación correcta no es contra otras presentaciones de Coca, sino contra la competencia. Si el gobierno logra disciplinar a Coca, Coca debería disciplinar a Pepsi, Manaos, Cunnington, etc. Para ello, el siguiente gráfico muestra la evolución del precio del envase de 1 ½ de Coca y Pepsi común. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace un año la Pepsi era $ 1.8 más barato que Coca. Hoy valen lo mismo. No hubo disciplinamiento a la baja como asume Costa que debería pasar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-ceS60coUiws/U43viobCh6I/AAAAAAAAB_s/nfUkMZzoM-E/s1600/Grafico+3.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-ceS60coUiws/U43viobCh6I/AAAAAAAAB_s/nfUkMZzoM-E/s1600/Grafico+3.png" height="261" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sigamos. Hasta aquí les he mostrado que no habría evidencia de impacto del PPCC de la Coca sobre otras presentaciones de Coca u otras marcas. Ahora bien, yendo más al hueso <b>¿Logró contener el PPCC de la Coca al precio de la Coca?</b> El siguiente gráfico compara la evolución de la Coca de 1 ½ litro en los locales con y sin Precios Cuidados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-DfMYooLY1Zg/U43vmVTBJ5I/AAAAAAAAB_0/Fsa9Elva6is/s1600/Grafico+4.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-DfMYooLY1Zg/U43vmVTBJ5I/AAAAAAAAB_0/Fsa9Elva6is/s1600/Grafico+4.png" height="261" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como con el dólar oficial, el intento de fijación de precios genero automáticamente una brecha entre la Coca oficial y la Coca blue, que de 0% el año pasado es hoy de casi 10%. La Coca libre sigue inmaculada su marcha ascendente.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Es decir, el Precio Cuidado de la Coca de litro y medio ni siquiera logro frenar la suba del precio de la coca de litro y medio.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aunque debería extender el ejercicio a los otros casi trescientos precios para obtener resultados más concluyentes, lo aquí reportado permite una aproximación a la respuesta correcta a la pregunta que el periodista hiciera a nuestro Secretario de Comercio Interior.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y esa respuesta es: Ninguna.
</div>
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<span style="text-align: justify;">Acompáñeme en este ejercicio. Antes de leer el post pregúntese (y si tiene ganas, coméntelo abajo) ¿Cuánto cree que paga de más o de menos un rico que un pobre por el mismo tipo de articulo? ¿10%? ¿20%? ¿80%? ¿150%? ¿Pagan lo mismo? Téngase en cuenta que por mismo tipo de articulo me refiero a, por ejemplo, una gaseosas o queso cuartirolo y no a una presentación en particular (coca cola común de 1 ½).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Veamos. El ejercicio planteado es el siguiente (si prefiere saltear la metodología vaya directo a donde dice “FIN DE LA METODOLOGIA”):
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomo de referencia la Encuesta de Gasto de los Hogares de 2012 <a href="http://econserialcronico.blogspot.com.ar/2014/04/segun-el-indec-la-inflacion-entre-2005.html">que mencionará en este post </a>y calculo, como en aquel caso, el precio unitario de cada artículo. Selecciono entre las más de mil variedades distintas existentes a aquellas (355) para las que tengo al menos 500 precios unitarios y cálculo, para cada decil de ingreso, el precio unitario mediano.
<br />
<br />
Así, por ejemplo, obtenemos que el primer decil pagaba en 2012 $26 por un kilo de carne picada, mientras el decil 10 pagaba $32.7, que el primero pagaba $20 y el último $45 por un corte de pelo masculino o que el litro de gaseosa lo pagaban $5.33 y $6.66 respectivamente<br />
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-MmBMii1SZAA/U4ZljvOEoHI/AAAAAAAAB-E/nfa2RJEkP0Q/s1600/precio+mediano+por+decil.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-MmBMii1SZAA/U4ZljvOEoHI/AAAAAAAAB-E/nfa2RJEkP0Q/s1600/precio+mediano+por+decil.png" height="251" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Paso siguiente se repite el ejercicio para todos los artículos, cuyos precios, para ser comparables entre sí, son luego reescalados por la mediana de cada artículo. La <a href="http://4.bp.blogspot.com/-DvRX_F8bMts/U4Zl50OEojI/AAAAAAAAB-c/YaUg3kymTGs/s1600/distribucion+por+decil.png">distribución de este último paso por decil se presenta en este gráfico</a>, del cual extraigo el corte transversal en la mediana, que es lo que se presenta en los siguientes gráficos. Entiendo que este paso es medio inentendible. Si quieren mayores aclaraciones, vamos a los comentarios. A partir de aquí usaré promedio como sinónimo de mediano, para no confundir a quien no leyó la metodología o a quien no sabe lo que es la mediana.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>FIN DE LA METODOLOGIA</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>¿Cuánto paga en promedio de más o de menos un rico que un pobre por el mismo tipo de artículo?</b> La respuesta está en el siguiente gráfico.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-vv1Adfqhx-8/U4ZltmlpEsI/AAAAAAAAB-M/umdMrkcVOAU/s1600/preciopordecil2012.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-vv1Adfqhx-8/U4ZltmlpEsI/AAAAAAAAB-M/umdMrkcVOAU/s1600/preciopordecil2012.png" height="260" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En promedio, si un hogar del decil 5to o 6to de ingreso paga $ 1, el del decil 9no paga $ 1.10 y el 10mo decil $ 1.23. El más pobre, en cambio, paga $ 0.84, y el 2do decil $ 0.89. <b>Es decir, el más rico paga en promedio un 45% más por el mismo tipo de artículo que el más pobre</b>, y el decil 9 un 23% más que alguien del segundo decil.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien <b>¿Cómo cambio esa relación en el tiempo?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El siguiente gráfico muestra también los resultados al repetir los ejercicios con la Encuesta de Gasto de 2004 (Lamentablemente de la base de 1996 no se pueden extraer los precios unitarios para llevar los resultados hacia atras).
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-SCTFdx3WtaI/U4ZlyyY-m1I/AAAAAAAAB-U/p4av_-L5Y60/s1600/preciopordecil2004.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-SCTFdx3WtaI/U4ZlyyY-m1I/AAAAAAAAB-U/p4av_-L5Y60/s1600/preciopordecil2004.png" height="260" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Dos datos interesantes saltan a la vista.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En primer lugar</b>, los resultados son llamativamente parecidos a pesar de ser muestras completamente distintas. La relación de precios pareciera ser un hecho estilizado bastante estable.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>En segundo lugar,</b> la brecha entre lo que pagan ricos y pobres pareciera haberse reducido. Era 49% entre primer y último decil en 2004 y 31% entre segundo y noveno. Esta medición (imperfecta, pero mejor que ninguna medición) contradice completamente aquel argumento del oficialismo según el cual la inflación estaba impulsada por la menor resistencia de los ricos a la suba de precios (la famosa “dispersión de precios” o el “sesgo plutocrático”).
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esta es solo la punta del ovillo de un tema sobre el cual se puede estrujar mucho más, pero algo e algo. Empecemos por el principio.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Saluda atentamente
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luciano "Myth buster” Cohan
</div>
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En su intento de dibujar el presente el gobierno cae en la encerrona de dibujar el pasado. El siguiente gráfico muestra la evolución del la participación en la industria según lo que reportaba el PBI base 1993 y el nuevo PBI base 2004.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Noten lo que nos dice este gráfico, bajo el supuesto - inverosimil - de que el nuevo PBI base 2004 hecho por la misma gente que habia destruido el PBI anterior sirve. Si esto es así, la nueva medición que tenemos para la economía reciente debería ser más precisa que la que teniamos con la base vieja.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Ftc4qt-sNro/U3aCM6t13AI/AAAAAAAAB70/5wu6J7rUe1E/s1600/industria.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-Ftc4qt-sNro/U3aCM6t13AI/AAAAAAAAB70/5wu6J7rUe1E/s1600/industria.png" height="275" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El nuevo reporte del INDEC nos dice que la industria paso de representar, <b>en 2004, </b>el 17% de la economía a ser el 20%. O sea, <b>INDEC nos dice que entre 1993 y 2004 paso de representar el 18% al 20%.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
Es decir, en ausencia de argumentos metodológicos que justifiquen la diferencia, <b>la interpretación de la década del 90 cambia radicalmente con la medición nueva del INDEC. De una perdida de 1.5% en la participación de la industria se paso a una ganancia de 1.6%</b>, ganancia que no se ve, en ninguna de las dos series (ni en la base 1993 y 2004) durante la década ganada.<b> </b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Reindustrialización en los noventa? ¿Y ahora? ¿Que hacemos con esto?</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
Atte</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luciano</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
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